¡Pongámonos a trabajar para ganar las elecciones!
Hace demasiado tiempo –por lo menos desde el régimen de Ollanta Humala– que el Perú dejó de crecer, económicamente hablando. Y a partir de la funesta gestión del corrupto Vizcarra, incluso, por primera vez desde los años ochenta, el país entró en pérdida. Desde entonces, cargamos imponentemente la cruz del desastre sobre nuestros hombros. Desastre social, desastre político y, consecuentemente, desastre económico. En pocas palabras, Perú arrastra una pesadísima carga de fatalidades, de ruinas, de devastaciones y toda clase de maldiciones, Ello tiene a los 33 millones de peruanos sumidos en una muy profunda y sistémica depresión anímica; cuya consecuencia es la explosión de indigencia y la desesperación que se ha apoderado del país entero a lo largo fundamentalmente de una década y media de autodestrucción.¿Cómo transformar aquella fuerza centrípeta que sigue manteniéndonos estancados en el meollo del problema, en vez de salir del caos? ¿Cómo se hace para vencer al viento huracanado que sopla y persevera en desviarnos rumbo a esas aguas tormentosas del desastre? Hablamos, en rigor, de un cambio de ciclo. Y aquello sólo viene con una renovación generacional, que tendrá la colosal responsabilidad de redireccionar el rumbo del Perú en medio de esta frustración nacional, sin precedentes, basada en verdades como piedras que han ayudado al colapso en que se encuentra el Perú.¡Pero no es imposible ese cambio de ciclo! Tampoco es ilusión apelar a la urgencia de buscar nuevos aires que soplan por estos idus, hoy verdaderamente nefastos. Apuntemos a que esa fortaleza con la que pudiésemos convertir nuestros sueños en realidad, solvente el desastre que se aproxima, encontrando a una figura política formada lo mas cercano posible para encarar el momento. Claro. Aquello es como jugar a la lotería. Pero, precisamente, en las loterías -como sucede en casi todos los sorteos de esta vida- los premios indefectiblemente se reparten. ¡Y a aquello debemos apuntar! Lamentablemente, el tiempo es corto. Como corto es el plazo que nos queda para definir al ganador de las elecciones de 2026. Por ahora –sin duda– este debería ser nuestro ÚNICO objetivo como patriotas. ¡Buscar al líder que pueda sacar al Perú del caos arrabalero en que está. Si al año que tenemos como margen para llegar, todavía con fuerzas, al inicio del proceso electoral de 2026, le ponemos todo el empeño e inteligencia –aunque se trate de grupos separados pero que, al final del día, sean capaces de conciliar posiciones y decidir un sólo candidato– que no nos quepa la menor duda, amable lector, de que lograremos encarrilar al Perú por el camino exitoso,
No hay fórmula mágica ni nada semejante. Solo materia gris, paciencia y muchísimo esfuerzo. ¡Estamos a tiempo! Faltan imaginación, decisión y muchísima capacidad de diálogo. Pero ante la alternativa de transformarnos en lo que estuvo a punto de suceder –convertirnos en Venezuela ll– todo esfuerzo es poco. ¡Cuando menos, ensayemos! Si fracasamos, cuando menos podremos sentirnos con la satisfacción del deber cumplido. Pero no sigamos cruzados de brazos, viendo desbarrancarse al que, todavía, sigue siendo nuestro País.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.