Prohibido voltear a la derecha
José de la Riva Agüero y Osma fue la figura clave del pensamiento inicialmente liberal y luego conservador, de la Derecha peruana. Fundó el Partido Nacional Democrático, al que se integró la mayoría de jóvenes profesionales de su generación, para apoyar la candidatura presidencial de José Pardo y Barreda, ganador de las elecciones ese año. A su vez, Pardo fue otro destacado representante de la Derecha, en tiempos que la palabra Política se escribía con mayúscula. ¡Sin apellidos, como suele suceder ahora: “extrema”, “democrática” y tantos otros epítetos! Con el tiempo, esa suerte de pudor intrínseco que producía en la gente escuchar el mote derechista (y posteriormente, a mediados del pasado siglo pasado sería el de “extrema Derecha”), acabó desenfocando y prostituyendo la marca “Derechas”, al extremo que en la práctica no volvió a establecerse un nuevo partido político con denominación de Derecha.
Desde entonces, la izquierda fue consolidándose gradualmente. Aunque tuvimos políticos de derecha que nunca se sintieron atemorizados por ser identificados como tales. Manuel Prado Ugarteche fue uno de ellos. Y Manuel A. Odría, electo presidente inmediatamente antes que Prado, tampoco tuvo resquemor a ser tildado de derechas. Luis Bedoya quien, si bien no apeló a asignarle el calificativo de Derecha al Partido Popular Cristiano, a través de él ejerció la férrea defensa de sus principios. Fue desde ahí que los partidos políticos abandonarían el pensamiento de Derecha, para dar paso a tanta huachafería se recuerde. Una de las razones es que la ladina izquierda se encargó de motejar despectivamente de “derechista” a quien quiera descalificase la predica zurda, reforzada por Moscú hacia finales de la Segunda Guerra Mundial para anular ante la opinión pública a quien se atreviese a disentir del –o a criticar al– comunismo. Y en esas sigue demasiada gente en el Perú, amable lector, cohibida por la grita comunista, en lugar de ejercer la política abrigando la filosofía que más coincida con su pensamiento, mejor encaje con sus principios y mayores beneficios reditúe a su país; pese a que sea ella de derecha.
EXPRESO publicó ayer una enjundiosa entrevista al ex vicepresidente y excanciller del Perú, Francisco Tudela, cuyo titular precisamente confirma lo que acabamos de exponer: “En el Perú no hay Derecha”. En rigor, sí la hay, pero es casi una práctica escondida. Suerte de masonería que se ejercita de manera hasta cobardona. Quizá los mejores exponentes de esta estirpe de peruanos –que prefieren disfrazar su filosofía y modo de pensar– empiezan por los empresarios. Muchos de ellos, siendo ideológicamente de derecha, prefieren navegar con bandera roja, Lo vimos al desfilar el gerente del Banco de Crédito en aquellas marchas incendiarias que acabaron derrocando al expresidente Merino, para encumbrar a un caviar, como Sagasti, quien repite que Castillo (a quien ayudó) fue mejor presidente que Boluarte. Realidad que seguimos aguantando, siendo una de las principales causas del exponencial crecimiento del comunismo, hermanado al terrorismo. Escalofriante amenaza que deberíamos sofocar antes de las elecciones de 2026.
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