¡Qué difícil se hace defender a Dina Boluarte!
Pareciera que Dina Boluarte se hubiera propuesto hacérsela más difícil a quienes todavía defienden su permanencia en el gobierno, porque consideran acertadamente que vacarla ahora sería un salto al vacío.
La presidente es la única responsable de todo lo que le pasa. Sin guía, camina sin convencer a nadie por un peligroso sendero culpando a la prensa y se victimiza denunciando una campaña de acoso en su contra. No considera que son sus actos los que afectan la gobernabilidad de nuestro país.
Boluarte tuvo la oportunidad de acallar las denuncias con una respuesta inmediata y contundente, apagando el fuego apenas vio el humo. Ahora desesperada y acorralada pide adelantar sus declaraciones a la Fiscalía, a la que ninguneó con excusas injustificables para no asistir. Ha sido una torpeza no dar explicaciones sobre la licitud de su patrimonio. Salvo que no tuviera cómo justificarlo.
A Boluarte le ha faltado astucia y habilidad para driblear, con la verdad, las jugadas arteras de sus adversarios. Pensó equivocadamente que callar era lo mejor, sin darse cuenta que por su silencio otros hablan por ella y dicen lo que se les ocurra. Flotando, no va a superar las grandes olas que enfrenta. Así no evitará que la corriente la lleve fuera de Palacio de Gobierno.
Dina ha desarrollado habilidades especiales para “meter la pata” en todos los huecos que los caviares han cavado para ella. Sus peligrosos e impacientes enemigos buscan su renuncia o vacancia. Ella, soberbia e intolerante no evaluó el riesgo que asumía y mal aconsejada, no quiso entender que, para la Fiscalía, ha sido una muestra de rebeldía a la autoridad, no asistir a declarar, ni mostrar pruebas irrefutables que expliquen la procedencia de las joyas y justifique los depósitos por más de un millón de soles en sus cuentas bancarias. ¿Cómo obtuvo las joyas? ¿Alguien se las regaló? ¿Qué dio a cambio? ¿Las compró? ¿De dónde provino el dinero?
Sin duda el único brillo, en sus dieciséis meses de gobierno, proviene de sus costosas joyas. La vanidad la deslumbró y empequeñeció aún más su poca humildad.
Parece también una perversa “coincidencia” que los Rolex aparezcan justo a “tiempo” produciendo el humo que necesitaban los caviares para quitarle los reflectores a las investigaciones preliminares que realiza el fiscal Chinchay contra Gorriti, Pérez y Vela.
Nuestro sistema de justicia también hizo su tarea. Ojalá se mostrara siempre tan eficiente y célere para perseguir y sancionar el delito, a todos por igual, no sólo con los adversarios del poder caviar. Lamentablemente ese doble rasero siembra dudas y desconfianza.
Señora presidente, no se la haga fácil a sus enemigos. Déjese de banalidades, muestre su verdad y comience a gobernar. Si no lo puede hacer, renuncie.
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