¿Qué le ocurre al presidente del Congreso?
¿Qué le pasa al presidente del Congreso, José Williams Zapata, que deambula casi clandestinamente por los corrillos parlamentarios, mientras este país es un volcán en plena erupción? ¿Es o se hace el distraído este personaje, en quien la oposición entera cifró sus esperanzas para que lidere nuestro primer poder del Estado, en un momento tan devastadoramente crítico como el actual? ¿No comprende que el poder Ejecutivo está posiblemente a muy escasas horas de dar un golpe de Estado, clausurando el Legislativo para, en adelante, detentar el control absoluto del país? ¿No repara acaso en la magnitud del esfuerzo que ha desplegado la Fiscal de la Nación precisamente para desbaratar el golpismo galopante que amenaza volar en pedazos la democracia, el Estado de Derecho y, con ello, el futuro de la nación peruana? ¿Cómo es posible que apenas supo el señor José Williams Zapata, máxima autoridad del Parlamento Nacional, que pasadas las siete de la noche del lunes el Ministerio Público entregó a la Mesa de Partes del Congreso un contundente escrito conteniendo más de doscientas páginas, debidamente sustentadas, llamado “Denuncia Constitucional” contra el Presidente de la República Pedro Castillo Terrones, dirigido a la subcomisión de Acusaciones Constitucionales; y hoy estamos a viernes y ni siquiera ha sido motivo de explicación en detalle por la presidenta de dicha subcomisión, ni por el presidente del Congreso; tratándose de un cometido de capital importancia para el futuro de la patria, que sólo le compete resolver al poder Legislativo? ¿Es posible que el señor Williams Zapata considere, al igual que la parcializada Lady Camones –ojos y oídos de César Acuña, reconocido guardaespaldas de Pedro Castillo- que una denuncia constitucional contra el jefe de Estado tenga el mismo trato que aquel sinnúmero de denuncias convencionales que recibe la citada subcomisión, poniéndola en la cola para evaluarla cuando toque el turno de hacerlo? ¿Por qué el presidente del Congreso no dispuso, en ese instante, que la denuncia de la Fiscal de la Nación sea vista a la mañana siguiente por la tantas veces citada subcomisión del Acusaciones Constitucionales? ¿En qué escenario está pensando usted, señor José Williams Zapata, cuando por todo el país se transpira un ambiente golpista del cual, evidentemente, usted no se habría percatado; o si lo habría hecho no le ha dado la trascendencia del caso? ¿Para esto aceptó usted el honor de presidir el Parlamento? ¿No sabía acaso que la función que usted aceptaría corresponde a la responsabilidad más alta que tiene un ciudadano; y que, conociendo sus credenciales militares, muchos consideramos que usted tendría el nervio –y la cabeza bien amoblada- para abocarse de lleno a defender los fueros del Congreso que, hoy en día, son los de la democracia y el Estado de Derecho que aspiran a seguir practicando treinta millones de peruanos que rechazan vehementemente al golpista, pro terrorista, ultra corrompido régimen que preside un sujeto que debería estar en la cárcel, apellidado Castillo?
¡La sociedad, señor Williams Zapata, demanda que hoy someta usted a debate la citada Acusación Constitucional!
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