¡Respaldemos al Tribunal Constitucional!
No podemos ni debemos permitir que una corte de foráneos, imbuida del pensamiento progre comunista, intente someter al Tribunal Constitucional de nuestro país mezclando asuntos absolutamente ideológicos, que nada tienen que ver con los aspectos jurídicos –menos aún con conceptos perceptuales– como aquellos que dicta nuestra Carta Magna. Precisamente, la única institución tutelar autorizada para interpretar nuestra Constitución es el Tribunal Constitucional. Por tanto, los peruanos seriamos unos pobres menguados si permitiésemos que unos sujetos extranjeros, por más trajeados de jueces importantes aparezcan para impresionar a los tontos, como hacen esos jueces foráneos de la CIDH. Gente que sin haber sido electa por el pueblo peruano, quiere hacer las veces de tribunos nuestros, asumiendo funciones exclusivas y excluyentes del Tribunal Constitucional, cuyos integrantes, repetimos, son designados únicamente por nuestro Congreso de la República. Obviamente una exclusiva y excluyente función del Tribunal Constitucional estriba en interpretar la Constitución del Perú.
Por tanto, nunca estaremos dispuestos a aceptar que la CIDH se arrogue tal responsabilidad. Basta pues de prepotencia, amenaza, humillación y sometimiento de la CIDH, amable lector. Los peruanos no estamos dispuestos a hacer más papelones internacionales, porque a un coto privado de privilegiados togados se le ocurre interpretar lo que dice nuestra Constitución. ¡Da vergüenza ajena ver a compatriotas de rodillas ante la CIDH! Como hacen por razones crematísticas antes que principistas –RPP, El Comercio, La República, canales 2, 3, 4, 8, 9– medios periodísticos otrora reverenciados; hoy vilipendiados por las mayorías nacionales. Empresas y periodistas que fungen de miserables vendepatrias para ver si recuperan posición –y, sobre todo, “financiamiento público” a través de la publicidad estatal– para continuar mamando del bolsillo suyo, amable lector, a costa de someter el Perú al dominio del arma legal del comunismo latinoamericano, la CIDH, contumaz enemiga ideológica como política de los peruanos manejada por leguleyos izquierdistas, consciente de que acá derrotamos al comunismo en todas sus vertientes; incluso aquella de genocida disfrazado de terrorista (luchadores sociales para los idiotas) al servicio de sendero luminoso y el mrta.
¡Es definitivo! El Congreso peruano no está dispuesto a allanarse ante la prepotencia de los togados de la CIDH, quienes perseveran en obligarlo a retorcerle el brazo al Tribunal Constitucional, para que dé marcha atrás en el indulto que Pedro Pablo Kuczynski otorgó a Alberto Fujimori. A su vez. el Tribunal Constitucional quedaría mal parado si transige y acepta que un ente extranjero –multinacional, ideologizado y enemigo del Perú como la CIDH– sea el justiciero encargado de decidir qué dispone nuestra Carta Magna. Basta de puñaladas por la espalda a la mayoría de los peruanos. ¡Mañana mismo, a través del poder Legislativo –que representa a los 33 millones de peruanos– la mayoría de nuestros legisladores debe respaldar pública, solidaria, enfáticamente a los siete tribunos como, corporativamente, al propio Tribunal Constitucional en su condición de institución vertebral del país!
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