Rumbo a la descentralización del Perú

El centralismo imperó en el Perú en la década de los sesenta y setenta y se disparó en los ochenta y noventa, a raíz del terrorismo. Muchas comunidades del interior del país se convirtieron en pueblos fantasmas por un Estado que no sabía cómo reaccionar ante una crisis política-social que nos llevó al ostracismo y a un estancamiento del que tardaríamos en salir.

La apertura económica fue quizás una de la ‘jugadas maestras’ de algunos gobiernos en esos años, no solo a través de la firma de acuerdos comerciales cuyo propósito fue incentivar el intercambio con otros mercados, sino dando señales de que somos una nación confiable que podría albergar nuevas inversiones.

Las más esperadas, sin duda, fueron las ligadas a la infraestructura. Tener nuevas vías de acceso, puentes, puertos y aeropuertos, impactan en el ciudadano de a pie y en las actividades económicas, trayendo consigo más ingresos por concepto del pago de impuestos y creando más puestos de trabajo.

En un contexto en el que todos los países del mundo se preparan para estar en una mejor posición de cara a los retos de los próximos años, la conectividad y la reducción de costos cobra mayor importancia.Es po

r eso que estamos a la expectativa de la culminación de las obras en el puerto de Chancay, el cual apunta a ser multipropósito y convertirse en un hub regional del comercio y nodo sudamericano marítimo hacia el Asia y Oceanía.

Su posición geográfica y conectividad futura contribuirán al descongestionamiento de otros centros de manejo portuario, ofreciendo menores tiempos y costos, mayor eficiencia y condiciones competitivas para los usuarios, dinamizando así la economía, generando nuevas oportunidades de negocio e impulsando las exportaciones.

Se debe tomar en cuenta que un porcentaje importante de nuestros despachos tienen como destino Asia y Oceanía y deben pasar primero por Centroamérica y Norteamérica; sin embargo, el puerto de Chancay permitirá la llegada directa de los buques y en menos tiempo, con todas las implicancias positivas en la cadena logística.

Si bien hemos visto un buen avance de las obras en el terminal, queda claro que se necesitan más vías de acceso al puerto y así evitar que las existentes se conviertan en cuellos de botella, con los consiguientes sobrecostos que hacen menos competitiva la oferta peruana.

¿Cómo se explica por ejemplo que el tiempo de viaje entre Lima y Chancay sea más de 2 horas mientras que recorrer esa misma distancia en la Panamericana Sur, demore alrededor de 1 hora? Esto es inconcebible si queremos lograr un avance logístico de orden mundial.

Tener ese puerto en pleno funcionamiento, carreteras, trenes de cercanías y una Ley de Cabotaje –que confiamos sea aprobada en el Congreso de la República antes del 15 de diciembre cuando concluya la legislatura– ayudarán a solucionar los retos logísticos que enfrentan las exportaciones.

Perú tiene 33 millones 720 mil habitantes, se estima que más de 23 millones viven en las regiones y un gran porcentaje está sumido en la pobreza. El tiempo corre, redoblemos nuestro trabajo, que lo avanzado en materia económica llegue a las grandes mayorías, hagamos retroceder ese centralismo que hunde las esperanzas de nuestros compatriotas de los pueblos más alejados, quienes ven como único camino llegar a Lima o migrar a otros países para tener un mejor futuro.

Por Julio Pérez Alván
Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX).

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