Salas Arenas confabula con la CIDH

En dos meses y días, cumpliremos dos años desde que fuimos testigos de unas elecciones generales absolutamente dudosas. Tanto que el presidente del Jurado Nacional de Elecciones JNE, José Luis Salas Arenas, se opuso, sin justificación, a confrontar las decenas de miles de actas que presentó un grupo acreditado de ciudadanos para contrastarlas con el padrón electoral de ONPE, y detectar los vicios en que habrían incurrido, tanto los miembros de mesa como personeros que intervinieron en ese proceso.

Pero al ritmo que vamos, lo que viene ocurriendo es que el citado Salas Arenas sigue guardando silencio, a efectos de consolidarse en el JNE para utilizar aquello como una estrategia. Y, más adelante, valerse de esta como descarga fáctica para impedir la oportuna renovación del Jurado, convirtiendo en forzosa su prolongación en el mando como cabeza del JNE, y seguir manipulando los comicios generales de 2026.

Salas Arenas es un sujeto muy ladino, que juega con la medianía de los entes estatales: Ministerio Público, poder Judicial, Tribunal Constitucional, etc. Muy en especial, ofende a quienes fungen de parlamentarios, sin tener el cociente mínimo para ejercer el cargo. Como ocurre con la gran mayoría de legisladores que ejercen su función.

Procazmente, Sala Arenas acaba de volver a desafiar a la representación nacional, amparado por un parcializado, falsario informe de la CIDH, miserablemente ofensivo contra los peruanos. ¡Incluso llega al extremo de mancillar a las más altas autoridades del país! Desde la presidenta Boluarte, hasta los ministros y funcionarios.

Pero lo que resulta inadmisible es que llegue a agraviar al mismísimo Parlamento peruano, nuestro primer poder del Estado. Consecuentemente, al gobierno Boluarte le toca devolver dicho mamotreto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, precisándole los motivos por los que no lo acepta.

Con un lenguaje tan claro, directo, nada diplomático como hicieran los comisionados de ese ente enemigo nuestro. Respecto al Congreso lo que le toca es remitirle una Nota de Protesta por los términos peyorativos en que se expresa la CIDH, acusándola de poner en riesgo la democracia en el Perú, al estar impidiendo –con su intromisión– que, por ejemplo, los legisladores peruanos propongan leyes para limitar en el tiempo la función de los miembros de su ente electoral.

Que sepan bien los comisionados afines a la izquierda -y simpatizantes del comunismo ligado a sendero luminoso- que nuestro pueblo elige a sus representantes para que sin injerencia alguna, menos extranjera, legislen como mejor sirva a los intereses de nuestra sociedad.

¡No al interés de unas cuantas forasteras oenegé financiadas por aquellos Soros del mundo que pretenden dominarlo todo con sus riquezas! Como se conoce, anualmente la CIDH recibe miles de millones de dólares de los multimillonarios del mundo, a través de unos entes de paja que se conocen como ONG –suerte de Offshore ideológico/política– para influir sobre las naciones latinoamericanos a través de presiones. Como esa que actualmente pretende ejercer la CIDH sobre nuestro país, facilitando que dicha corte trasnacional satisfaga los pedidos de los pillos Soros del mundo entero.

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