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Salas Arenas en su laberinto

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Fecha Publicación: 07/05/2023 - 23:00
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Confirmando su entraña torva y peligrosa, el JNE concedió la inscripción en el Registro de Partidos a la agrupación de un sujeto desaforado de la presidencia de la República; un tipejo que miente descaradamente y que ha sido privado de sus derechos políticos y civiles, para ejercer todo cargo público por espacio de una década. Inclusive, habiéndosele prohibido ejercer hasta el derecho a votar. ¡Hablamos de la agrupación política propiedad de Martín Vizcarra! No obstante, ese mismo JNE prohibió que el Apra participe en las pasadas elecciones, bajo razones que no supo explicar.

Pero claro, el Apra no es un partido que encaje dentro del plan totalitario al que aspiran, entre otros, Salas Arenas. Hablamos del inamovible y cuestionado mandamás del JNE que le facilitara un triunfo electorero a Pedro Castillo, negándose de manera rotunda a confrontar el vademécum de la ONPE con las decenas de miles de actas observadas que presentó, para su revisión, un grupo de peruanos notables, indignados por la farsa que cubrían las trapacerías del comunismo/terrorismo que estuvo detrás de la elección de Pedro Castillo, aquel ex mandatario golpista investigado por corrupción.

Hoy, cuando empiezan a moverse los engranajes para los comicios generales de 2026, sucede que Salas Arenas advierte de “un posible atentado contra la democracia en Perú, si las entidades electorales son manipuladas por otros órganos superiores judiciales”, alegando que tanto Human Rights Watch, como el Consejo de DDHH de la ONU, “se dieron cuenta de lo complicado que es el desarrollo de la justicia electoral” en Perú.

Por supuesto que ambas entidades debieron haberse dado cuenta, el año 2021, de “lo complicado” que es que el JNE actúe incorrectamente, tras enterarse del rosario de chanchullos que se detectaron en aquellos comicios, perfectamente explicados por Lourdes Flores Nano y otros políticos acreditados.

Pero presintiendo que se le viene la noche, en razón al cúmulo de cuestionamientos que continúan aumentando alrededor suyo, Salas Arenas recientemente dijo: “Existen personas que están pensando que pueden hacer ‘control político’ de las autoridades electorales. ¡Cuidado, que este es un rasgo esencial de las tiranías y de la fractura del Estado de democrático”! ¿Qué quiso decir este cuestionado individuo que presume de ser el santo grial electoral?, insinuando que “si las entidades electorales” (o sea este órgano que él administra como chacra propia, el llamado Jurado Nacional de Elecciones), “son manipuladas por otros organismos superiores judiciales”... ¿Se referirá, acaso, a las Cortes de Justicia Superior y/o Suprema? Salas Arenas, siendo él vocal supremo, ¿se atreve a insinuar que la Corte Suprema del Perú pretende “manipular los organismos electorales”? ¿Vale decir que se entrometa en asuntos que son materia del JNE? ¿A este extremo de vesania ha llegado Salas Arenas, apurado porque jamás podrá tapar el sol con un dedo? ¿Y en este desesperadísimo intento por evitar lo inevitable, dispara fuegos artificiales en vano intento por cubrir la verdad, bajo una denuncia constitucional tan grave como imputar que la Suprema intentaría violar la autonomía e independencia de los organismos electorales del país?

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