Se apaga el motor

Si vas en un barco por alta mar y se te apaga el motor, ¿qué haces? La primera alternativa es repararlo para seguir navegando y llegar a buen puerto, jamás lo dejarías dañado y te sentarías a esperar lo que pase, pues esto último está pasando en el país, el principal motor de la economía peruana, la minería, se ha paralizado y nadie hace nada.

De acuerdo con el último Boletín Estadístico Minero (BEM) del Ministerio de Energía y Minas (Minem), la inversión minera acumulada al primer semestre del año ascendió a más de 1,895 millones de dólares, lo que significó una caída de 19.2% en comparación a similar periodo de 2022 (US$ 2,346 millones).

Solo en junio, las inversiones mineras superaron los 378 millones de dólares, lo cual representó una contracción de 17.3% respecto a la inversión en el mismo mes del año pasado.

Sin embargo, y lo que más llama la atención es que en su mayoría, las acciones de inversión han cerrado en rojo. Si hablamos de las inversiones presenta una contracción de 21.6% en comparación con similar periodo del año previo. Solo en junio se invirtió 91 millones, 9.8% menos que en junio de 2022.

Recordemos que el mensaje de 28 de julio de la presidenta Dina Boluarte no se refirió en ningún momento a este sector que representa el 53% del valor total de las exportaciones del país y aporta encima del 17% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional.

Somos el segundo productor mundial de cobre, contamos con el 9.1% de las reservas mundiales de este mineral, el 5.6% de las de oro, el 17.8% de las de plata, el 8.0% de las de zinc, el 6.2% de las de plomo y el 2.8% de las de estaño.

Y, solo hemos explorado el 0.25% del territorio disponible para este fin. Se estima que solo el 1.17% de su territorio se encuentra en proceso de explotación.
Si solo activáramos la mitad de los 47 proyectos mineros, que requieren una inversión de US$ 53.7 mil millones, el país daría un salto gigante para llegar a la línea piso para ser un país en vías de desarrollo.

Recordemos siempre que la minería desempeña un papel fundamental en el impulso de la economía nacional. Cuenta con un gran potencial para promover el crecimiento y el desarrollo, a partir de una mayor producción, empleo e ingresos. Sin embargo, si se mantienen paralizados los proyectos mineros en nuestro país, desaprovecharemos las oportunidades de recuperar nuestro dinamismo y de contribuir al cierre de brechas sociales con los recursos que genera el sector.

Además de los claros conflictos sociales que se generan en la zona de desarrollo de los proyectos, que en mi opinión se podrían empezar a resolver si el canon es entregado en efectivo a cada familia en la zona de impacto, pues está comprobado que los Gobierno Regionales no tienen capacidad de gastar bien los ingentes ingresos que reciben. Otro tema que nunca se ha resuelto es la densa permisología y trabas burocráticas que presenta el país.

Estos dos temas han entorpecido, en los últimos años, el círculo virtuoso para poder desarrollar este sector. Solo para sacar adelante un proyecto minero toma entre 20 y 30 años, esto ya es un vía crucis para cualquier inversor, que ve con mejores ojos llevar su dinero a cualquier otro país.

Es así que si el Gobierno no hace nada radical para reducir estos problemas. Los grandes proyectos mineros se irán del país y los niveles de empleo y recaudación caerán y por ende los pobres serán más pobres.

Por Gustavo Martínez V.

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