“Shalom Israel, no estás solo”

Todos hemos visto las terribles imágenes de bebes, niños, ancianos, familias y jóvenes torturados y asesinados por los terroristas de Hamás. Niños que no conocerán a sus padres, padres que no volverán a abrazar a sus hijos. El grupo terrorista Hamás se ha alzado con sus acciones en el deleznable sucesor de las atrocidades del Estado Islámico, ISIS. Como nos dijo en su día en Iraq el ministro de asuntos religiosos estos monstruos son enemigos de todo lo hermoso de todo lo bello.
El conflicto judeo-palestino es un tema complejo que ha inflamado los corazones y las mentes durante décadas. Sin embargo, a lo largo de la historia, se han presentado varias oportunidades para establecer un estado palestino árabe. Cinco veces han dicho no los árabes. Por ello es bueno repasar la hemeroteca de las oportunidades perdidas.
El 7 de octubre los hispanistas recordamos y celebramos la victoria de la batalla de Lepanto contra el turco. Ya en esos tiempos gobernaba el imperio Otomano y gobernó hasta prácticamente 1914 esos territorios. Es con el inicio de la primera guerra mundial cuando se produce la ocupación y segregación principalmente entre Francia e Inglaterra de Oriente Medio.
En un primer momento, la Declaración de Balfour de 1917 prometió el apoyo del Imperio Británico a la creación de un “hogar nacional judío” en Palestina. Winston Churchill, entonces ministro de Asuntos Coloniales, respaldó esta declaración. A su vez los árabes se sintieron traicionados por los británicos al no honrar la vieja promesa de un estado árabe independiente, ya saben ustedes como son estas cosas tan británicas de prometer a todos lo suyo y no cumplir con ninguno. En aquel entonces palestinos eran todos.
En 1936 las huelgas y disturbios llevaron a la conformación de la Comisión Real Palestina, encabezada por Lord Peel. Las conclusiones y recomendaciones serían claras, partición de los territorios, hoy conocidos como Israel y Palestina, en dos estados. Uno árabe que representaría el 80% del territorio y otro judío con el 20%, Jerusalén quedaría bajo autoridad británica. Los judíos con disidencias internas, finalmente aceptarían la propuesta, los árabes dijeron no unánimemente.
Diez años despues, en 1947 los británicos solicitaron a las Naciones Unidas su intervención ante la creciente tensión provocada por los desmanes de unos y otros. El Plan de Partición de Naciones Unidas volvió a ser rechazado por los árabes y además iniciaron una guerra contra los judíos tras la declaración del Estado de Israel en 1948. Iraq, Siria, Jordania, Egipto y Líbano, entre otros, formaron una poderosa fuerza árabe que fue derrotada por un humilde ejército israelí. Mención especial para los jordanos que ocuparían Cisjordania y el este de Jerusalén durante prácticamente 20 años.

Es en el año 1967 cuando los árabes empezaron otra guerra. En esta ocasión la coalición la lideraban Siria, Jordania y Egipto. Y volvieron a perder. La guerra de los seis días significó la ocupación de varios territorios por el ejército israelí entre ellos Gaza, Cisjordania y el este de Jerusalén. Mientras en el gobierno y el parlamento judío se discutía la devolución de los terrenos: a Jordania, a Egipto y/o a la nueva autoridad palestina, etc. La Liga Árabe se reunión en Sudán y mandaron un mensaje al mundo y al gobierno judío, repito, a la par ocupado discutiendo la entrega de los terrenos ganados. La resolución árabe de Sudan fue no a la paz, no a la negociación y no al reconocimiento del estado de Israel.
Posteriormente fracasarían los acuerdos de Oslo en 1993 y en el año 2000 vendrían las también fracasadas conversaciones en Camp David entre Arafat y el primer ministro Barak, quien ofreció terminar la ocupación de Gaza, entregar el 94% de los territorios de Cisjordania y el este de Jerusalén donde estaría la capital del estado Palestino. En palabras del Bill Clinton, 14 días en los que el líder palestino solo decía no a todo. Ocho años después en 2008 otro primer ministro ofreció otra vez el 94% de los territorios de Cisjordania y la capital del estado Palestino en el Este de Jerusalén y más territorios y la respuesta, por quinta vez, fue no.
Churchill, en 1921, hablando de Tierra Santa ya nos advirtió sobre “la amargura del fanatismo árabe y la resistencia al sionismo”. En 2005 en un hito histórico, Israel terminó la ocupación militar de Gaza de manera unilateral. Pero en vez de aprovechar los caminos de la libertad y prosperidad, Gaza se ha convertido en estos 17 años en un territorio feudal dominado por los terroristas de Hamás y sus leyes. Un grupo terrorista que nadie quiere y que ha vuelto a mostrar al mundo lo que representa. Por ello, ahora hay que acabar con ellos. Adelante Israel.

Por Víctor González y Coello de Portugal

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