Subestimando al enemigo
Luego del lamentable ataque contra Israel sucedido el pasado sábado 7 de octubre será imprescindible hacer una evaluación y análisis de lo ocurrido dentro del área de la inteligencia y seguridad.
Siendo Israel un país con un amplio conocimiento en ambos rubros, considero necesario plantear una visión en perspectiva a fin de encontrar lecciones por aprender; siendo la primera de ellas que “no hay lugar seguro hoy en el mundo” cuando se trata de ataques terroristas, y que (poniendo la vista en el Perú) una tarea esencial será establecer y poner en práctica estrategias eficaces y efectivas aplicables localmente; en donde la delincuencia organizada, focos terroristas en el VRAEM, narcotráfico y demás, mantienen a nuestra sociedad en permanente estado de inseguridad sin que tengamos hasta el momento ninguna señal de tranquilidad.
Si bien el uso de la inteligencia predictiva nos debe ayudar a anticiparnos a sucesos futuros, pareciera que esta herramienta nos está jugando en contra, pues los actores directos no cumplen o no tienen la capacidad necesaria para poder adelantarse a posibles escenarios o eventuales atentados.
Quizá cometemos el grave error de subestimar al enemigo, o lo que es peor aún, a considerar como irrealizables acciones de terror que a la postre solo nos dejan en total indefensión, ocasionando daños irreparables como lo acabamos de ver recientemente en cadena internacional.
Pero ¿qué hacer ante estas amenazas, ante esta ola delincuencial que azota a diario el Perú?, ¿cómo encontrar la fórmula que de tranquilidad al ciudadano? Acaso ¿un replanteo de los aparatos de seguridad nacional?, ¿una inteligencia más operativa, basada en una adecuada planeación, recolección de información, procesamiento, verificación, debido análisis y soluciones inmediatas que deberán neutralizar agentes enemigos?
La Inteligencia Artificial (IA) hoy es una herramienta esencial en el campo de la seguridad, pues nos ayuda a detectar actitudes sospechosas, a identificar delincuentes, y lo que es mejor aún, a establecer escenarios sobre posibles atentados criminales con gran precisión, lo que será de gran soporte para los aparatos de seguridad que requieren de información fidedigna y en tiempo real, logrando mayor eficiencia y capacidad de respuesta inmediata ante posibles atentados y/o innumerables afectaciones a los ciudadanos.
La Biometría, a través del reconocimiento facial, así como videos y audios son esenciales dentro de la IA al ser herramientas claves para brindar predictivilidad a los operadores de seguridad.
En lo sucesivo, cada día será más crítico poder identificar amenazas sin la ayuda de la IA. La transformación digital es inexorable en el mundo, por lo que será imperativo poder contar con operadores entrenados en esta materia como condición de mejores resultados en las respectivas especialidades de seguridad .
Esta necesaria transformación sobre nuestra perspectiva de las cosas debería ser consecuencia de una diligente directriz por parte del aparato público. Ninguna fórmula podrá ser eficaz sino se establece una política de Estado en cuanto a seguridad se refiere. Nuestra Policía padece a diario cuando pretende combatir la delincuencia con gran desventaja.
Cuando desde el Estado se entienda que nuestro país vive hoy situaciones límite en cuanto a la seguridad y que es imprescindible establecer una “Cultura de Fuerza” frente a la delincuencia en general, entonces podremos acercanos al logro de resultados óptimos e inmediatos, teniendo como punto esencial de partida el no seguir subestimando al enemigo.
Por Oscar Picón Alcalde
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