Sus días como mandataria están contados, presidenta Boluarte
La presidenta Dina Boluarte sigue ahondando la crisis nacional con sus naderías y ridiculeces. Sin saberlo bien, las exhibe muy oronda como jefe de un Estado en franca descomposición. Obviamente aprendió de su exjefe, el golpista, ágrafo y ultracorrupto Castillo, de quien Boluarte fue vicepresidente. Además, fue ministra suya durante el año y medio del desgobierno que impuso su partido político, Perú Libre, animado por sinvergüenzas totalitarios del calibre de Aníbal Torres Vásquez. La inconcebible, inexplicable libertad de este sujeto continúa siendo un misterio. Vásquez arrastra enormes responsabilidades sobre su espalda en calidad de artífice de la destrucción social, económica y estructural del país; e incitador a la violencia extrema de masas silvestres exasperadas a través de bodrios extremistas, llamados “consejos descentralizados de ministros”; ideados por él inexplicablemente todavía en libertad, Aníbal Torres Vásquez. Otra demostración de que la Justicia en el Perú se mide con la vara que convenga a determinados jueces politizados; no así a lo que dictan las leyes y esperan los ciudadanos para castigar a delincuentes de alto calibre como Aníbal Torres. Un miserable instigador de asonadas sangrientas, como estrategia defensiva para implementar sus planes protervos de transformar al Perú en otra Venezuela.
Resumamos la actual crisis general por la que atraviesa el Perú: 1) desenfreno del gasto público: 2) incapacidad del ministro de Economía; 3) total desconocimiento de la realidad por la presidente Boluarte y sus ministros; 4) incontrolable estallido de la inseguridad ciudadana, exacerbado por los cientos de miles de venezolanos que, temeraria, criminalmente, Kuczynski dejó ingresar sin registro alguno; buena parte pertenecientes a peligrosísimas bandas organizadas; y 5) como trasfondo, la silente, aunque eficiente reorganización de las bandas fascistas –incluyendo a terroristas– que durante tres largos meses –hace ya un año– intentaron incendiar el Perú para implantar un polpotismo a la peruana. Sin embargo, lo único que vemos es a una presidenta Boluarte aprovechando cuanta oportunidad encuentre para viajar al exterior; o asimismo, para salir cada día más elegantemente trajeada que la víspera, y alegar que su hermano es un buen hombre. O asimismo, para tratar de defender lo indefendible. Como por ejemplo ejercer la custodia de una delincuencial Junta Nacional de Justicia, que violentó la Constitución para apañar a una de sus siete integrantes. Lo que constituye gravísima falta de sus siete integrantes; por lo tanto, causal sin excusa de su vacancia. Pero, en vez de defender la Constitución –base por la que ella hoy ocupa la presidencia del país–, Boluarte defiende lo que implica una falta grave de la Junta de marras: por haber transgredido la Constitución. Es más, en lugar de go-ber-nar el país, como se lo ordena la Carta Magna, la presidente Boluarte ha decidido involucrarse a la “causa caviar” como defensora de la siniestra JNJ; con lo cual, muchísimo más temprano que tarde, los siempre traidores caviares acabarán defenestrando, inclusive violentamente, a la presidenta. ¡Y ese día, Boluarte no encontrará a un sólo suicida que la defienda! ¡Sus semanas como mandataria están numeradas, presidenta Boluarte!
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