Suspensión del cargo presidencial
Salvo un milagro –tanto como ganarse la lotería- los ochenta y siete votos en el Pleno para asegurar la vacancia cada día se parecen más a una quimera. Ayer EXPRESO propuso la alternativa de la Suspensión del cargo presidencial, visto que el oficialismo se aferra al hecho que el Perú continúe gobernado por una camorra criminal, según la Fiscalía, presuntamente dirigida por Pedro Castillo. La propuesta la respaldan ilustres peruanos expertos en materia constitucional, como Domingo García Rada, Enrique Blume y Ernesto Álvarez. Su aprobación requiere que, como mínimo, 15% del número total de legisladores presenten la moción denominada Suspensión Temporal del Cargo Presidencial. Y según el artículo 114 de la Carta, bastan sesenta y seis votos del Pleno para aprobarla.
La polarización política es enorme. La inexperiencia de quienes intervienen hoy en política es colosal. La combinación de ambos efectos es letal. La pregunta es, ¿qué hacer? ¡El gobierno bolchevique no retrocederá jamás en su vesania por convertirnos en la Cuba andina! Es evidente que el poder Ejecutivo busca fortalecerse, a costa de destruir el Estado. Esta, al final del día, es la estrategia clásica del comunismo: agudizar las contradicciones para así someter al pueblo con dádivas que envenenen y narcoticen a la sociedad, hasta transformarla en sierva del régimen.
Bien a través de subsidios y limosnas; o, caso contrario, vía la cárcel y la tortura. En quince meses el marxismo chotano ha avanzado en su labor destructiva del aparato estatal, llenándolo de gente atrabiliaria carente de profesionalismo administrativo. ¡Y además, próxima a los dictados totalitarios! En simultáneo, la oposición no ha aprendido la tarea de procurar espacios que acerquen a sus distintas facetas pre electorales. Ello, no obstante que la fusión opositora es la vía ideal que sirva de base hasta hallar un denominador común. Esto facilitaría incorporar a quienes todavía no están decididos a romper con el extremismo corrupto, que representa el presidente Pedro Castillo. En síntesis, sólo si cada bloque democrático cede espacio, podrá encontrarse aquel centro universalizado que les permitirá usarlo como plataforma unitaria. Una suerte de frente político, adonde quepan los principios inalienables de cada agrupación. El problema estriba en la total falta de liderazgo que existe en la democracia peruana, luego de la muerte de Alan García; el último gran político nacional. Mientras tanto, el Perú involuciona, la economía se resquebraja, la sociedad se crispa, y la dirigencia política no tiene la más pálida idea de cómo solventar semejante desastre. ¡Una coyuntura que explotará más temprano que tarde! Salvo que la oposición haga un esfuerzo, cediendo espacio cada grupo, hasta alinearse en una tarea común que permita mostrarle al ciudadano un plan de gobierno concordado, que sea una esperanza para el país. Consecuentemente que atraiga los apoyos inmediatos, antes que el Perú sucumba al comunismo trasnacional. Esto sólo será posible si, sacrificándose por la patria, lo entienden quienes fungen de mandamases de aquella legión de panacas que anidan en el Legislativo, mal llamados partidos políticos. ¡En las siguientes elecciones, el voto nacional sabrá reconocerles este esfuerzo!
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