Teatro y política: Creando activismo y consciencia social
Empezamos el año 2024 con fuerza y energía gracias a un maravilloso ser quien dedicó su vida entera al bien común, incentivando la democracia y la participación ciudadana a través del teatro, la pedagogía y la política. Nos referimos al gran dramaturgo, escritor y director de teatro brasilero Augusto Boal (1931–2009). Él es el creador del Teatro del Oprimido, cuyo impacto ha llegado a ser tan importante que, hoy en día, su metodología se utiliza en los cinco continentes contando con dos centros representativos vigentes en Francia y Brasil. Con razón, Boal afirmó que “Ciudadano no es aquel que vive en sociedad, ciudadano es aquel que la transforma. Y, creo que el Teatro del Oprimido ha dejado alguna cosa para el mundo”.
Se comenta que, a los 10 años de edad, empezaba a dirigir a sus primos y hermanos en pequeños montajes en casa. A los 17 años comenzó la carrera de Química en la Universidad de Río de Janeiro. A los 22 años, decide trasladarse a estudiar Ingeniería Química en Estados Unidos. Sin embargo, al llegar a dicho país, decide aventurarse por Arte Dramático en la Universidad de Columbia, donde tiene la oportunidad de llevar como profesor y mentor al historiador, especialista en teatro americano, crítico, educador y antropólogo húngaro-estadounidense John Gassner.
Boal crea esta corriente teatral con influencias como La Pedagogía del Oprimido, de Paulo Freire, y El Teatro Épico o Teatro dialéctico, de Bertolt Brecht. Se trata de un sistema flexible representante de las clases oprimidas y para los oprimidos que se encuentra en constante evolución como la misma humanidad. A través de juegos, técnicas y ejercicios diversos, las obras teatrales se construyen en equipo y se logra la democratización del teatro utilizando técnicas dramáticas para animar a los participantes “no-actores” a comunicar sus vivencias de situaciones cotidianas de opresión como, por ejemplo: la discriminación, los prejuicios, la violencia, entre otros; en la búsqueda de posibles soluciones. De esta manera, a través de su participación en el ámbito pedagógico, cultural, social, terapéutico y político se propone transformar al “ser-pasivo” en “espect-actor”, un protagonista de la acción dramática (sujeto creador) estimulado a reflexionar sobre su pasado para cambiar la realidad del presente y proponer su propio futuro. Entregándole, así, el sentido de poder a la audiencia, y la capacidad de accionar y reaccionar ante su propia realidad.
Desde 1970, cuando crea el Teatro Periodístico como un teatro de urgencia, sigue desarrollando nuevas técnicas que han evolucionado en las siguientes modalidades teatrales: Teatro Invisible (Activismo Político), Teatro Imagen (El lenguaje del cuerpo), Teatro Foro (hacia un teatro de liberación a través del debate), El Arco Iris del Deseo (Teatro y Terapia), Teatro Legislativo (el deseo convertido en Ley), y La Estética del Oprimido (Más allá de los límites del teatro). Boal relaciona al teatro y a la política como una forma de crear activismo y consciencia social. ¡Queremos identificación cultural, amamos el arte y añoramos democracia… Sigamos a Augusto Boal!
Por Helena Miró Quesada Westphalen
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