¡Triunfo del centro político!

¡Y la elefanta parió un ratón! Esa cacareada “toma de Lima” fue pálido remedo de las sangrientas asonadas entre diciembre 2022 y marzo 2023. La diferencia fue que, esta vez, el Estado estuvo algo mejor preparado y pudo desbaratar, en buena medida, la carga de virulencia que engloban esas marchas organizadas por las izquierdas criollas. ¡Otra vez quedó absolutamente demostrado que las izquierdas solo saben protestar apelando a la violencia: verbal como física! Es más, los rojos no se detienen frente a la ley, ni delante de la Policía.

¡Ignoran, traspasan y pisotean las normas, y atacan cruelmente a las fuerzas del orden! Como hicieran las facciones de la izquierda partidarias del golpista Castillo durante las mortales y sangrientas marchas de comienzos de año, y repitiera el lunes pasado lanzándoles bombas Molotov -el clásico símbolo violentista del comunismo- directamente al cuerpo de los policías que, de manera ejemplar, cumplían sus funciones.

Afortunadamente, la Defensoría del Pueblo cumplió un papel ejemplar, registrando todos los hechos contrarios al respeto de la ley y al cuidado de los derechos humanos, tanto de la Policía como de los manifestantes. Por ahí la congresista izquierdista Ruth Luque fue ampayada a bordo de un taxi, llevando pancartas y polos “para los manifestantes”, dijo, sentando cátedra de cómo NO deben comportarse los padres de la patria, alentando la protesta violentista a favor de la clausura del poder del Estado que sufraga sus jugosas remuneraciones, con dinero del contribuyente.

Asimismo la ciudadanía comprobaría con repudio que periodistas -que se dicen democráticos- respaldan a quienes proscriben las libertades dando golpes de Estado; y a “representantes” del Congreso que no defienden la Constitución ni el Estado de Derecho, marchando eufóricos reclamando entre esquizofrenias la libertad del golpista, corrupto, odiador de la prensa libre, analfabeto Castillo, exigiendo su inmediata reposición en palacio. Aunque también demandando la “democrática” disolución del Congreso, además del adelanto de elecciones (en medio del caos y la crispación popular que estamos viviendo), probablemente para asegurarle el éxito al comunismo.

Encima exigiendo un referendo para llamar a una Constituyente y cambiar la Carta Magna al estilo de Venezuela. ¡Con las gravísimas consecuencias que aquello implicaría! Semejante incongruencia -periodistas respaldando a un golpista cleptómano, odiador de la libertad de prensa; y congresistas que demandan la inmediata disolución del Congreso- confirma que existe una patología demencial, peligrosamente extendida entre muchos peruanos. Repetimos. La tan promocionada “toma de Lima” ha sido un fracaso para la izquierda, y una enorme clarinada de madurez del pensamiento centrista, que viene ganando fuerza entre la sociedad.

Sobre lo último (aunque quizá lo más significativo de este comentario), algo que verdaderamente hace mucha falta es identificar al líder de la filosofía del centro político nacional, ¡el espectro ideológico preferido por los peruanos! ¡Precisamente la tarea más compleja! ¡Sobre todo en momentos de crisis generalizada -desde económica hasta de valores- como en la que desde hace tanto tiempo nos encontramos! Ahí estriba la tarea de todos quienes ansiamos enmendar el rumbo del Perú, a través de las elecciones del 2026.

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