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Un asalto llamado Campodónico/Petroperú

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Fecha Publicación: 28/10/2022 - 23:00
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Como gestor, encargado de dirigir el Estado en provecho de los 32 millones de peruanos, este gobierno es un fracaso. Los hechos justifican su incapacidad. Ante todo, el que su Alma Mater Perú Libre sea una secta forjada por gente acostumbrada a manejar –de ninguna manera a administrar- la cosa pública siguiendo una práctica corrupta, además de infame e improvisada. Como fue la gestión del padre de la criatura, el neurocirujano Vladimir Cerrón, fundador del partido del lapicito, quien arrasó con las arcas de la región Junín cuando ocupó su gobernación. A partir de entonces, la mafia huanca se abocó a ampliar sus bases al resto del país, usando su metodología saqueadora. Con la experiencia tenida en Junín, y la promesa a los perulibristas que la próxima vez robarían en grande, Cerrón apuntó a la Presidencia de la República. Lo impidió la Fiscalía, gracias a una sólida investigación que acabó denunciándolo por corrupción de funcionarios, castigada con cuatro años de prisión e inhabilitación para ejercer cargo público. Incluso la Suprema reformuló la sentencia, condenándole como autor de delitos contra la Administración Pública, bajo la forma de negociación incompatible en agravio del Estado, inhabilitándole por un año para ejercer cargos públicos y obligándole a pagar S/850,000 como reparación civil. Cerrón vio así frustrada su candidatura a la presidencia del país y, consecuentemente, entró en peligro el futuro de toda su mafia cleptómana, hambrienta de robos. Pero consiguió a un hombre de paja, Pedro Castillo, un criado que acabaría saliéndole medio respondón. Lo demás es historia. Una de robos en cadena al Estado, criminalmente orquestados por Castillo, sus familiares y un puñado de atrabiliarios que fungen de ministros y secuaces suyos, y asimismo secretario y subsecretario de la Presidencia de la República.
Uno de los primeros golpes (robos) de Castillo fue en Petroperú, vía compra de biodiésel a Samir Abudayeh. Petroperú nace del golpe socialista de Velasco. Desde entonces fue nido de ratas de toda la izquierda peruana. Hoy Petroperú sucumbe en una tormenta de la que pretende salir robándole otra vez al país, vía aportes de capital estatal que la perennizará como botín del gobernante izquierdista de turno. Para convalidar los robos de la izquierda en Petroperú, cada mandatario socialista escogía a su sicario. Castillo, dizque profesor rural, ajeno al contacto con la vida citadina, impuso temporalmente como presidente de Petroperú a un desconocido quien, a cambio de su nombramiento, le habría entregado US$30,000. ¡Hasta que encontró al ideal! ¡Humberto Campodónico, colaborador de La República y ex presidente de Petroperú durante Humala! En ese entonces raudamente Campodónico decidió erigir una refinería que costará US$7,500 millones. ¡Hace unos meses, Castillo lo volvería a contratar! Pero el miércoles, este sujeto emprendió las de Villadiego huyendo de donde años atrás colocase una bomba de relojería, que acabó explotando en sus manos. Este sujeto que, sibilinamente, endeudó a Petroperú por miles de millones de dólares, abandonaba cobardemente su obra maestra, dejando arruinados a los peruanos, pagando los combustibles más caros del planeta. ¡Otro izquierdista destructor, escogido por Castillo!

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