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Un atribulado, inviable país

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Fecha Publicación: 28/11/2023 - 23:00
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La Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha movido fichas disparando a diestra siniestra; arriba y abajo. Es evidente que, en el Perú actual, el piso NO está parejo para nadie. ¡Y de ello ya hace demasiado tiempo, amable lector! ¡Sea presidente de la República, congresista, juez o fiscal, todos estos tienen ropa tendida y cojean de alguna parte! Quizá por esto, la Fiscal Benavides remató su faena del lunes negro que le tocó vivir presentando ante el poder Legislativo una Denuncia Constitucional contra la jefa de Estado Dina Boluarte, su primer ministro Otárola, igual que contra actuales miembros y exintegrantes de su gabinete, tras haber sido atacada por una fiscal de menor rango –e inclusive por un fiscal supremo a quien ella ascendió hace poco a dicho cargo– quien firmó una carta al alimón con el indeleble Pablo Sánchez (habitualmente metido en una y mil noches oscuras), demandando la renuncia de la fiscal Rosario Benavides. Vimos en todo su esplendor el típico juego de sillas, que podría acabar dejando sin sillón de mando a alguna de las cuatro autoridades cuyo pellejo está en riesgo: la fiscal Marita Barreto; la jefa del Estado Dina Boluarte; el primer ministro Otárola y la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Esta última jugó todas sus cartas dejando así instalado un inquietante tablero, donde las movidas de ficha determinarán a tres perdedores y a un triunfador. ¡No habrá el mueran Sansón y los filisteos! Sólo sobrevivirá el ganador, aunque con heridas de guerra. ¡Esa es la tragedia griega que, una y otra vez, se repite, en el Perú del tercer milenio! Su origen muy probablemente sea aquel odio visceral desatado por el vargallosismo contra el fujimorismo y el aprismo, que lleva un cuarto de siglo digitando la política nacional. Resultado: ¡Hoy quizá somos el país más ingobernable del planeta! Y la esperanza de dejar se serlo son remotas. Si lo que los antifujimoristas quisieron hacer –con esa inquina que inocularon en el ADN del peruano– fue terminar con la corrupción, pues erraron de cabo a rabo.

¡Hoy igualmente el Perú es una de las naciones más corruptas del orbe! Y la suma de ambos efectos es esta sociedad confrontacional, que vemos bambolearse sin rumbo en un patológico estado de enfrentamiento sociopolítico sin solución a la vista. ¡Finalmente, somos el resultado de grandes errores de un rosario de politicastros corruptos, incapaces! Exceptuando a Alan García, aquel implacable político con mayúscula, envidiado y perseguido por la casta politiquera que continúa mandando en el Perú, liderada por un conjunto de izquierdosos que viven como grandes millonarios amamantados por el dinero negro que reciben desde oenegés que digitan los poderosos ricachones del planeta, para transformarnos en lo que no fuimos y jamás seremos. ¿Hasta cuándo continuaremos condenados a ser esta caricatura de país “regido” por la casta caviar ultracorrupta, totalitaria y antidemocrática, que funge ser, precisamente, todo lo opuesto; aunque durante este último cuarto de siglo que persevera en manipularnos tras bambalinas, sólo ha exhibido su hipocresía y entraña destructora?

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