Un Estado catatónico y corrompido
Usualmente, el Estado peruano ha sido ineficiente. Mejoró durante un período de bonanza (entre los años noventa y 2010). Floreció solamente cuando el socialismo sudaca cesó de gobernarlo, y el centro político asumió el poder. Esto provocaría un ánimo de progreso en la sociedad con la introducción de políticas públicas alejadas del estatismo, y el intervencionismo del poder político en las actividades productivas. Alcanzamos una firme solidez socioeconómica, que ha permitido que la nación siga funcionando –aún en estos momentos de crisis– gracias a la modernización de las actividades estatales en beneficio de la productividad del Perú. ¡Todo lo cual logró reducir en más del 50% los niveles de pobreza! No obstante, desde 2011 –hasta hoy– la izquierda sudaca ha vuelto a tomar el control del país.
Y esta vez, el Estado ha alcanzado su estrato más inicuo de incompetencia a lo largo de sus 202 años de vida republicana, retornando a esa antigua e infame práctica de privilegiar al Estado sobre la actividad privada, único motor del progreso de toda sociedad. Nuevamente nos encontramos en ese estrato donde no existen dependencias públicas solventes (todas muestran resultados infames en el desempeño de sus funciones), aparte de exhibir un impresentable rango de corrupción. ¡Todo está podrido y descompuesto! De la presidencia de la República al último municipio de Quispicanchis, incluyendo a los poderes Legislativo y Judicial; la Fiscalía de la Nación; ministerios; gobiernos regionales, etc. El Estado ha retornado a ser una mafia ideologizada por la izquierda incapaz de sostener la marcha de un país del que dependen 33 millones de seres humanos, que hoy sobreviven en el más estremecedor abandono, por culpa de sus autoridades. Y peor todavía, ¡sin expectativa alguna! Un certero Informe que publicó EXPRESO el domingo lo grafica claramente. La Contraloría confirma que, entre abril y julio, el gobierno central –y sus pares regionales y municipales– “solo han ejecutado 5.6% del presupuesto recibido para limpieza, mantenimiento de los ríos (…)” adjudicado para prevenir los daños apocalípticos que vaticinan por el fenómeno El Niño. Según la Contraloría, “(…) en estas condiciones, el fenómeno literalmente destruirá una gran extensión territorial, morirán miles de compatriotas y el Estado tendrá miles de millones de soles en pérdidas”. De las entidades que han recibido millonarios presupuestos (S/ 992.2 millones) para el efecto, ANA (Autoridad Nacional del Agua) obtuvo S/ 92.4 millones para “estudios de preinversión en la gestión de recursos hídricos de Lima. Pero ese dinero no ha sido utilizado (…) La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) recibió S/ 225.6 millones para planeamiento y gestión, pero sólo ha gastado S/ 2.1 millones (0.9%)”. Según el Colegio de Arquitectos del Perú, “La inoperancia de los tres niveles de gobierno ocasionaría que las lluvias, además de posibles pérdidas humanas, provoquen destrucción de viviendas e infraestructura por un monto superior a S/ 25 mil millones (…) El fenómeno El Niño Global , aparte de intensas lluvias, produce también sequías (que), provocaría bajos niveles en lagunas que abastecen hidroeléctricas (…) pero no hay una respuesta del gobierno”. ¡Estamos notificados!
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