Un gobierno sin programa
Finalmente, como era de suponerse, la presidente Dina Boluarte optó por no darle importancia a contar con un Plan de Gobierno. No lo hizo al jurar al cargo ni tampoco al elaborar su primer Mensaje de Fiestas Patrias, tras ocho meses de ejercer la Jefatura del Estado de manera empírica. El país, amable lector, está gobernado por un régimen improvisado, por las circunstancias políticas en las que le tocó tomar las riendas del Estado. ¡Pero, asimismo, por terca resiliencia de sus integrantes! Empezando por la presidente Boluarte, que maneja con piloto automático, sin tener idea de cómo gestionar un país tan complejo como el Perú.
Incluso consciente del paso por palacio, durante año y medio, de una organización criminal dedicada a extender la corrupción a todos los rincones del Estado. Luego vino el golpe que perpetró el delincuente, hoy preso, Pedro Castillo; y como agregado, la declaratoria de guerra sociopolítica del Foro de Sao Paulo contra el Perú, en connivencia con la izquierda peruana y latinoamericana. Pasan días, semanas, meses y el régimen Boluarte sigue sin un programa básico para gestionar la nación. Se le ha pedido en todos los tonos y momentos. Sin embargo, por incapacidad, irresponsabilidad o lo que fuere, ella persiste en administrar el Estado sin un proyecto (aunque fuere mínimo) de administración.
Las consecuencias no pueden ser otras que la grave situación de inestabilidad que soporta la ciudadanía en todos sus estratos socioeconómicos. Lo confirma la alerta que dio ayer este periódico: ¡El Perú está en recesión! Quienes tenemos muchos años registrando la historia de esta atribulada nación, sabemos qué consecuencias tiene sobrellevar una recesión administrada por un gobierno experimental, como el que tenemos.
Son realmente de espanto. ¿Qué pretenden la presidente Boluarte y el primer ministro Otárola? ¿Reparar sus naderías recurriendo a esa suerte de Parque de las Leyendas -léase zoológico- que es el Acuerdo Nacional, adonde jamás habrá acuerdo coherente, incluso para concluir que dos más dos son cuatro? En contraste, hace tiempo Confiep propuso una iniciativa mínima como guía de gobierno que, como era de esperar (por el prurito anti empresa que transpiran los gobernantes), el régimen Boluarte desdeñara temerariamente.
Iniciativas como impulsar ProInversión (donde duermen US$10 mil millones en concesiones y APP por desarrollar); Destrabar proyectos emblemáticos de irrigación como Majes Siguas II y Chavimochic III; Fortalecer la Contraloría; Implementar mecanismos de resolución de disputas evitando procesos judiciales o arbitrajes internacionales lentos y caros; Implementar la simplificación administrativa, unificando agencias gubernamentales con mejores competencias evitando la duplicidad de trámites; Solventar el déficit de infraestructura (US$100 mil millones); Fortalecer la gobernanza y ampliar el presupuesto del programa Mi Vivienda en vista que la demanda por vivienda social es prácticamente infinita; Implementar la Gobernanza en Essalud, fueron, entre otras, las apropiadas propuestas presentadas por Confiep a este gobierno.
Desde luego sin respuesta -ni aparente intención para implementarlas- por parte de Boluarte. ¿Por qué persevera doña Dina en gobernar sin un programa? Misterio chino.
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