¡Urge salvar a Acción Popular!
Tras ocho años de prepotente secuestro por el Jurado Nacional de Elecciones JNE, finalmente hace un mes la dirigencia de Acción Popular –que en esos tiempos estuvo a cargo de Edmundo del Águila– ha conseguido rescatar lo que queda del partido que fundara en 1956 el dos veces presidente constitucional Fernando Belaunde Terry.
Esta agrupación volvió a ganar la presidencia el año 2000 con Valentín Paniagua, elegido temporal –aunque constitucionalmente– mandatario por el Congreso tras la renuncia de Alberto Fujimori; y se repetiría en 2019 (aunque por escasos tres días) con Manuel Merino.
El secuestro del partido por JNE impidió que, durante esos ocho años cruciales –desde 2015 a hoy– esta agrupación no solo incumpla su rol dirigencial, sino que se produjera un sálvese quien pueda a su interior con atroces resultados principalmente para todo el país. Porque, sin dirigencia, Acción Popular había perdido todo control para fiscalizar la “selección” de sus candidatos a la presidencia de la República, al igual que al cargo de congresistas.
Esto degeneró en la presencia de una organización criminal al interior de la bancada de Acción Popular electa el año 2021, integrada entre otros por una docena de presuntos acciopopulistas conocidos como los “niños”. Estos delincuentes en potencia (elegidos por el pueblo) pusieron sus cargos al servicio incondicional de un antidemocrático, corrupto destructor gobierno presidido por el golpista Castillo.
A tal extremo que sistemática, pertinazmente votaron CONTRA todas y cada una de las mociones que presentaban los partidos de oposición (entre los que se encontraba el propio Acción Popular), tanto para vacar a Castillo como bloquear cualquiera iniciativa que beneficiase la consolidación del régimen antidemocrático, corrupto y comunista presidido por ese sujeto, de idéntico talante al de sus pares cubano y venezolano. En simultáneo, estos “niños” sirvieron –probablemente todavía sigan haciéndolo– de correveidile al oficialismo, delatándoles todas las estrategias que debatía la oposición. Hechos nauseabundos que manchan la imagen de Acción Popular.
El otrora conocido como “partido de la lampa” ha alcanzado tal grado de descomposición que, el martes, su bancada legislativa eligió a un “niño” como vocero oficial. Un sujeto que fue incondicional del golpista Castillo. ¡Y quizá siga siéndolo! Además, existen versiones que lo vinculan a la imputada por corrupción, Sada Goray. Semejante atentado produjo la inmediata renuncia de ocho de los más destacados parlamentarios acciopopulistas, decididos a no seguir formando parte de la bancada de AP.
Si los escasos líderes históricos que quedan de lo que fue Acción Popular no toman el control del partido –en el fondo ellos tienen mucha responsabilidad del desastre en que se encuentra la agrupación fundada por Fernando Belaunde Terry– cargarán con el estigma que acabe sepultando a su agrupación. Finalmente, es inaceptable que una banda de improvisados, desaprensivos y pícaros se aproveche del trabajo político que, durante seis décadas –y con decidido sacrificio–, forjaron centenares de miles de partidarios belaundistas, para conducir varias veces hasta la presidencia del Perú a este señero partido de la política peruana.
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