¡Vienen tiempos de cambio!
Desde finales del siglo pasado, el mundo occidental empezó a dar un giro a la izquierda tras la prolífica difusión de políticas ideologizadas, impuestas a partir de la institucionalización de las oenegé como sancta sanctorum de la sociedad. A través de ellas, las inmensas fortunas del mundo –no siempre administradas por gente escrupulosa- influyen para imponer el peso de su dinero y el capricho de sus dueños.
Una táctica pervertida para doblegar, al menos, a parte de la humanidad, sometiéndola a sus personales puntos de vista, so pretexto de encarnar aquella glamorosa figura de lo “políticamente correcto”. Hablamos entonces de figuras como George Soros, fundador y ex mandamás de la oenegé Open Society, hoy reemplazado por su menor hijo, quien ha tomado las riendas de esta poderosa, influyente oenegé con gran predominio político pero, sobre todo, ideológico.
Soros ha multiplicado su preponderancia mundial ejerciendo un exagerado poder en países pobres. Recordemos que Toledo fue uno de los primeros beneficiarios peruanos de su organización. Recibió US$1’000,000 el año 2000. Una década después, se conoció que le había infligido un colosal daño -económico, moral, social, político- al Perú. Año tras año, Open Society remesa millones de dólares a oenegés constituidas en Estados como Perú, para que impongan las políticas públicas inspiradas y promovidas por “mentes brillantes” como Soros. Gente que juega a ser Dios, influyendo en gobiernos tercermundistas vía algunas oenegés locales con “buenas relaciones” ante las autoridades gubernativas, la prensa y aquellas “fuerzas vivas” del país que se empeñen conquistar.
Modalidad que luego repitirán otros multimillonarios del planeta a través de “sus oenegés”, ávidos por imponerle “su visión” al mundo subdesarrollado vía “políticas” que, por su dinero, conducta, peculiar forma de visualizar el mundo futuro; frenético afán de figuración y, sobre todo, por sus hambre de influencia, se consideran predestinados para imponérselas a ciudadanos de países “atrasados”.
¡Porque así lo consideran sus grandes egos, en muchos casos alimentados por riquezas non sanctas! Las oenegés nunca serán una organización altruista ni nada que se le asemeje. Al contrario, representan al más esquizofrénico de los capitalismos agazapado tras un tema buenista. Como ejercer poder vía aquella entelequia de “defender derechos humanos” y/o promover retorcidas “políticas para transformar al hombre en mujer, y viceversa”, sabiendo que aquello atenta contra la propia razón del ser humano. En Florida, EEUU, acaba de aprobarse la “Ley del derecho de los padres en la educación”.
Prohíbe que algún maestro hable de identidad de género, orientación sexual, etc., entre los grados preescolar a tercero. Sólo luego del tercer grado, ambos temas serán abordados “de forma apropiada para la edad”. La medida permite que los padres demanden a la escuela, si los hijos recibieran clases “impropias”. En España, el partido Vox rechaza el término violencia de género.
Alega que “el sexo es una cuestión biológica, mientras el género un concepto ideológico”. La izquierda –y las oenegés- empiezan a sentir que se les cae el piso. ¡Demasiado abuso han cometido las oenegés! ¡Ya vendrán tiempos de cambios en el mundo, amable lector!
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