¿Y el plan de gobierno?
La presidente Dina Boluarte, lleva año y medio ejerciendo la jefatura del Estado de una nación sistemáticamente volada en pedazos por sus predecesores en el cargo. Pero Boluarte sigue gestionando el país sin tener programa de gobierno, en momentos muy críticos en lo social, político, económico, sanitario, etc., como los que arrastra el Perú hace demasiado tiempo.
Su gobierno es consecuencia de la abrupta interrupción de sucesivos regímenes cuyos presidentes acabaron por renunciar, o resultaron vacados. Fue el caso del irresponsable Pedro Pablo Kuczynski (envuelto en corruptelas con Odebrecht); y de Martín Vizcarra (quien durante su gestión dio un golpe de Estado que pasó desapercibido) igualmente imputado por corrupción durante el reino de Odebrecht y, asimismo, en calidad de responsable por la muerte de más de 200,000 peruanos con su desmanejo del Covid, además de haberse vacunado en secreto; y finalmente, por una gran crisis socioeconómica, producto de su infame gestión presidencial.
Lo sucedió Manuel Merino, democráticamente designado por el Congreso de la República. Merino no tuvo el temple suficiente para aguantar los embates para destituirlo impulsados por los caviares (que bregaban para meter en la presidencia a uno de los suyos), fabricando antes al muertito como argumento moral y desatando una revuelta en Lima manipulada por agitadores profesionales, que acabó con la vida de los jóvenes Inti y Brian.
Esa muerte tiene claros autores intelectuales: los caviares. Dicho sea de paso, actuaron como promotores de aquella violenta protesta la “gran prensa” (RPP, Comercio, República, canales 2,4,5,9) y el gerente del Banco de Crédito que, orondo, blandía una banderola díscola. Finalmente, vencido por el temor renunciaba Merino y lo sucedería Francisco Sagasti, opaco congresista designado por los caviares.
Como único recuerdo de la gestión de Sagasti, queda registrada su mediación para eliminar diversos requisitos para nombrar al Secretario de palacio, Bruno Pacheco, corrupto como su jefecito Castillo. Finalmente, este último sujeto –Pedro Castillo- fue vacado por golpista, intentando defenderse de lo indefendible: la irrebatible denuncia por corrupción que le formuló Salatiel Marrufo.
El golpe sucumbió tras el rechazo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, los poderes tanto Legislativo como Judicial, el Tribunal Constitucional, Ministerio Público y demás altas dependencias del Estado. ¡Excepto el Jurado Nacional de Elecciones. que todavía preside Salas Arenas! El golpe precipitó la captura de Castillo y, asimismo, su inmediato procesamiento judicial –ya dentro del calabozo- por haberse atrevido a perpetrar tan grave delito. Visto en perspectiva, es evidente que los citados ex mandatarios son corresponsables de la crisis democrática, social, institucional. Descomposición que ellos forjaron, y que luego multiplicó exponencialmente Castillo.
Consecuentemente, ante tamaña conmoción sociopolítica este país quedó muy maltratado. La presidente Boluarte ha sorteado una pequeñísima porción del problema. Ahí estriba la principal razón del justo malestar que transpira toda la sociedad. Presidente Boluarte, si en su Mensaje a la Nación no presenta un Plan de Gobierno coherente -a la altura de la delicada circunstancia en que se encuentra nuestra nación- pondrá en riesgo no solo a su gobierno, sino a toda la sociedad peruana.
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