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“Yo tengo un papá de mentira”

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Fecha Publicación: 15/06/2019 - 20:20
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No todos tenemos la fortuna de estar en contacto permanente con jóvenes, accedo a sus sinceras expresiones por mi labor docente. El viernes último se acercaron para saludarme por el Día del Padre, agradecido por el gesto envié mis saludos para los suyos. Uno de ellos de apenas 19 años, de mirada parca, me respondió: “Yo tengo un papá de mentira”. Vi en sus ojos desolación, soledad, abandono, creo que hasta odio. Mientras ensayaba una respuesta, me pulverizó con otra fulminante segunda respuesta: “Prefiero un mundo sin papá”. Quedé perplejo ensayando algún gesto que me acercara a entenderlo. Se marchó despidiéndose con un apretón de manos como quien busca auxilio.

Este mundo está oscureciendo y los crudos inviernos nos están copando, lo estamos quebrando, nos están imponiendo un juego donde no hay espacio para la familia y menos para ser padres o hijos. Lo único que van buscando es un individuo inspirado en una fría máquina, un robot que cada cierto tiempo vaya a votar para elegir a sus programadores, un consumidor que todos los días vaya a comprar fantasías de humo, un extraterrestre castrado de sentimientos.

Sí, pues, la culpa es nuestra por dejarnos avasallar por quienes amurallan con cemento nuestros corazones, por quienes incendian nuestros sentimientos y con sus cenizas barnizan sus billetes; la culpa es nuestra por abonar incubadoras de hombres carentes de corazón y cerebro. En suma: a este mundo lo están construyendo con padres de mentira y nosotros lo estamos permitiendo.

A ellos, con los versos de Mario Benedetti, les digo: “No te rindas que la vida es eso/ continuar el viaje/ perseguir tus sueños/ destrabar el tiempo/ correr los escombros y destapar el cielo”. Les confieso que batallamos por un mundo con padres como el que tuve: soy un afortunado, viví maravillosos momentos a su lado. Mi padre, el viejo José, fue un labrador de sonrisas que encendía el mundo para sus hijos, aún lo disfruto en los versos de Neruda: “Escucharé en la noche tus palabras, niño, mi niño, y en la noche inmensa seguiré con mis llagas y tus llagas”. A nosotros nos toca batallar para tener un mundo con padres de verdad. Feliz domingo, señores.