Aníbal Torres: muchachito tonto llora por diálogo con Sendero Luminoso
Niega otras intenciones.
Como todo pseudoizquierdista, Aníbal Torres se victimizó para justificar sus coordinaciones con el terrorismo para debilitar acciones de las Fuerzas Armadas. En sus redes sociales, el “muchachito tonto” dijo que los militares que entraron en la Universidad de San Marcos en los noventa no lo dejaban trabajar.
Gran mentira del investigado por el golpe de Estado. Gracias al patrullaje de nuestros uniformados –con errores aislados- Sendero Luminoso empezó a retroceder, así que mejor se vaya a otro lado con sus excusas, que solo las defienden los trols.
El ilustrado se equivoca
De un tiempo a esta parte, los intelectuales “orgánicos” de la caviarada, como Carlos Basombrío, junto a sus tontos útiles, se rasgan los fustanes, y califica de “barbaridad” que el legislador Roberto Chiabra se haya atrevido a plantear, en un proyecto de ley, que sea el Congreso el que elija y destituya jueces y vocales supremos.
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De abogados multiuso como Antonio Maldonado, Walter Albán y su émulo Omar Cairo todo se puede esperar, pero no pues del ilustrado Basombrío.
“Razones institucionales”
Entre esos tontos útiles encabeza la lista un lobista del clan Acuña, Luis Valdez, que dice ser secretario general de Alianza para el Progreso. ¿De verdad esta agrupación tiene estructura orgánica sobre base estatutaria? Ja, ja, ja.
Ha dicho Valdez, que “nuestro sistema de pesos y contrapesos políticos no puede estar en manos del Parlamento”.
Y que por esas razones institucionales la capacidad de remover jueces y fiscales “tiene que estar reservada para un ente autónomo como la JNJ [Junta Nacional de Justicia]”. ¿Autónoma?
Los Senados
Estas ideas del “institucionalista” Valdez son las que remarcan los escribas de “El Comercio”. Claro, desde que este medio, al igual que el diario rojinegro del Jr. Camaná, han metido el odio al Congreso en buena parte de la opinión pública, todos los zurdos y sus áulicos toman como una herejía que el Congreso pueda participar en la conformación de jueces y fiscales supremos, cuando en todo el mundo eso es lo normal, en particular en los Senados.
En Estados Unidos
En la democracia más lograda de Occidente, Estados Unidos, los miembros de la Corte Suprema son nombrados por el Presidente de la Nación, pero tienen que ser ratificados por el Senado.
Y obviamente que dicha Corte funciona muy bien, no obstante que el nombramiento de sus altos magistrados es vitalicio, y sólo pueden ser removidos por impeachment o juicio político.
¿Cómo es en México?
“La CSJ [Corte Suprema de Justicia] está conformada por 11 ministros [y es elegida por 15 años]. La Constitución de México establece que el Presidente forma una terna de candidatos que se someten a la consideración de la Cámara de Senadores (…) y se elige (…) por voto de dos terceras partes de sus miembros.
Si el Senado no elige en 30 días, el Presidente designa al ministro. Si el Senado rechaza la terna propuesta por el Presidente, éste realiza otra terna (…)”, escribe Daniel Villacorta García.
Modelo argentino
La Corte Suprema de Argentina está compuesta por cinco ministros nombrados por el Presidente de la Nación, con acuerdo del Senado con mayoría especial de dos tercios de sus miembros presentes.
Estos jueces supremos solo pueden ser removidos por infracciones graves por un jurado especial conformado por legisladores, magistrados y abogados.
Los jueces de los tribunales inferiores a la Suprema son nombrados por el presidente, en base a una terna que presenta el Consejo de la Magistratura, integrada por tres representantes del poder judicial, tres senadores y tres diputados, dos abogados, un representante del sector académico y un representante del poder Ejecutivo.
Esa terna debe ser votada por el Senado con dos tercios del quórum.
En El Salvador
El Supremo de este país está conformado por 15 magistrados electos, según su Constitución, “por la Asamblea Legislativa por un periodo de nueve años, pueden ser reelegidos y destituidos por la Asamblea si existe voto favorable por lo menos de dos tercios de los diputados electos.
Los candidatos a su CSJ [Corte Suprema de Justicia] son seleccionados por el Consejo Nacional de la Judicatura; la mitad del listado proviene de las entidades gremiales de abogados del país”.
Vamos por chile
La Corte Suprema de Justicia se compone de 21 ministros nombrados por el Presidente de la República. Este los elige de una nómina de cinco candidatos que propone la misma CSJ.
El detalle es que el elegido debe ser aprobado por el Senado. Si no hay aprobación, la CSJ debe sustituirlo en la nómina de cinco. Otros cinco deben ser abogados ajenos a la administración de justicia con una destacada experiencia profesional o académica. Los 16 puestos restantes están reservados para los miembros del Poder Judicial.
Y así podríamos seguir. ¿Quién ha dicho que los Congresos están descalificados para nombrar jueces y fiscales Otro es el problema de que este Congreso está desprestigiado.
Caviar al descubierto
Jorge Mori, otro miembro de esa coalición de caviares reciclados, resultó ser un gran crítico del Estado, pero en la práctica vive de este. Fue asesor del pegamujeres Daniel Mora cuando el exmorado gestionó en el Congreso la creación de la Sunedu, y luego pasó a ser director en el Ministerio de Educación.
También hizo consultorías en las universidades beneficiadas, y estuvo en la “Plataforma por la democracia” que surgió y desapareció en menos de una semana.
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