Humo rojo: se cae censura de Alejandro Soto
Se desinfló totalmente la censura a Alejandro Soto. Los comunistas y caviares que la promovían fracasaron en su intento de recolectar siquiera el 20 % de firmas del total de congresistas. Ojo, no es porque el presidente del Parlamento sea una santa paloma, sino que el principal promotor, Roberto Sánchez, le cae espeso a casi todos los padres de la Patria, además de haber sido hombre de confianza del golpista Pedro Castillo.
JNJ: orígenes lagartistas
Se viene afirmando que esta Junta Nacional de Justicia, hija putativa de Martín Vizcarra y sus aliados, como Ollanta Humala, es impoluta, diáfana, transparente. Falso. Desde sus inicios fue controversial. Recordemos que el primer concurso para formar su colegiado, a mediados del 2019, fue anulado porque quedaron como finalistas dos candidatos que no eran caviares o “políticamente correctos”: David Dumet y Pedro Patrón. Walter Albán, ex defensor del Pueblo, puso el pretexto que la evaluación “estuvo mal pensada”.
Elección coja
En septiembre de 2018 fueron elegidos Aldo Vásquez, Henry Ávila, Luz Tello de Ñecco, María Zavala, Marco Falconí, Imelda Tumialán y Antonio de la Haza. También eligieron a los suplentes. Como la caviarada quería el control total, exigieron revisión de resultados para dar más énfasis a entrevistas personales que al concurso. Y cuestionaron a Marco Tulio Falconí supuestamente por estar envuelto en procesos judiciales y en los “cuellos blancos”.
Manipulación
Es más, para asegurarse el control, como quería Walter Albán y las autoridades de la coalición vizcarrista, recurrieron –según testigos de la época– a que no solo se requeriría aprobar el concurso, sino que los aspirantes debían contar con al menos 5 de los 7 votos de la Comisión Especial formada en el gobierno de Martín Vizcarra para que se encargara de elegir a la primera Junta Nacional de Justicia.
Vetadores
Mediante esos filtros, no obstante que David Dumet y Pedro Patrón aprobaron el concurso, tres de los miembros de la citada comisión se negaron a votar por ellos: nos referimos a Zoraida Ávalos, al Rector de la UNI y Wálter Gutiérrez, por entonces defensor del Pueblo.
Caso Falconí
En el caso de Marco Falconí, el presidente del Poder Judicial (¿Prado Saldarriaga o Lecaros Cornejo?) cambió su voto, dicen presionado por Marianella Ledesma, que habría entrado al mando del TC en reemplazo de Ricardo Blume. Habrá que investigar quiénes fueron los manipuladores y de dónde procedieron las órdenes para ese tipo de concurso.
¿Retomar la Fiscalía?
De forma que hacen mal los opinólogos caviares como Martín Tanaka, Rosa María Palacios (RMP) y otros de menor fuste, o “notables”, como el mismo Walter Albán que llama a dirimir los diferendos en las calles (ja, ja, ja), o Tuesta Soldevilla, entre otros, que al unísono llaman a defender uno de sus últimos cotos de poder, como es la JNJ, para retomar desde allí el control de la Fiscalía y cuidar sus posiciones en el sistema electoral, en especial el Jurado Nacional de Elecciones.
Las guaripoleras
En los últimos días los hemos visto muy activos en esta contraofensiva junto a las guaripoleras mediáticas de la coalición vizcarrista, como Nicolás Lúcar, antes hombre de Humala, y después al servicio de PPK, Sagasti y Pedro Castillo, amenazando desde la JNJ con irse en tropel ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una entidad facciosa y politizada de donde el Perú debe salir.
Parecen políticos
Ni el cogollo de la JNJ se salva del activismo político en que están inmersos, como se ve en Imelda Tumialán, a quien RMP la declaró como la nueva Teresa de Calcuta o el exministro humalista Aldo Vásquez, primer presidente de la JNJ en los gobiernos de Vizcarra y Sagasti, quien declara como si fuera político, olvidando las prohibiciones que tiene –al igual que jueces y fiscales– del artículo 153 de la Constitución.
Obsesión de opinólogos
Es pues curioso el espectáculo de los parásitos de la administración pública formados principalmente en ese think tank de la izquierda plástica que es la Universidad Católica, donde de pronto todos los opinólogos se sienten poseídos por la obsesión de que nuestra historia, más aún la reciente, es fruto del rompimiento del equilibrio de poderes y el asomo de regímenes autoritarios. Uy, qué miedo.
"Congreso autoritario"
Su referente de la rotura del equilibrio de poderes y el autoritarismo siempre es Alberto Fujimori, un régimen al cual la izquierda ayudó a instalarse contra el liberal Mario Vargas Llosa (por eso es que en un comienzo tuvieron varios ministerios, como Educación (Gloria Helfer) y Energía y Minas (Fernando Sánchez Albavera), entre otros. Pero hoy por hoy no es Fujimori, ni “Dina asesina” sino que “ahora estrenamos un nuevo desafío: el de un Congreso autoritario”, escriben. Jua, jua, jua…
Asustadizos
El asustadizo Tanaka se sorprende más aún de que desde una representación nacional fragmentada y altamente confrontada se haya pasado a una inesperada y amplia mayoría que une a izquierdas y derechas, “en torno a valores conservadores y lógicas populistas, y también en torno a la defensa y ampliación de las prerrogativas parlamentarias”. Y encima no tienen “empacho en romper el equilibrio de poderes…” ¡y avanzar en el rompimiento del orden constitucional! No nos hagas reír Tanakita. Mañana la seguimos.
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