¿Acaso es posible que Dina Boluarte cierre el Congreso? Aquí la aclaración
El reciente clima político colocó nuevamente sobre la mesa la posibilidad de una disolución parlamentaria.
El clima político en el Congreso de la República se tornó explosivo. Cinco mociones de vacancia contra la presidenta Dina Boluarte encendieron nuevamente la pugna entre el Ejecutivo y el Legislativo.
A menos de un año de concluir su mandato, la jefa de Estado enfrenta acusaciones de incapacidad moral y de haber permitido que la inseguridad ciudadana se desborde en todo el Perú.
El reciente ataque armado durante la presentación del grupo musical Agua Marina, en Chorrillos, que dejó cinco heridos —cuatro músicos y un comerciante—, avivó las críticas contra el Gobierno y sirvió de argumento político para reactivar los pedidos de destitución.
En ese contexto, comenzó a circular una pregunta en redes sociales: ¿Dina Boluarte todavía podría cerrar el Congreso?
Esto es lo que dice la Constitución
La interrogante tiene una respuesta directa en la Constitución. El artículo 134 de la Carta Magna señala que “el Presidente de la República está facultado para disolver el Congreso si éste ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros”.
No obstante, el mismo artículo introduce un límite claro: “No puede disolverse el Congreso en el último año de su mandato”.
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Este detalle resulta determinante. Dina Boluarte asumió la Presidencia en diciembre de 2022, tras la destitución de Pedro Castillo, y su periodo culmina en julio de 2026.
Por lo tanto, desde julio de 2025, el Ejecutivo perdió la potestad de disolver el Parlamento, incluso si este negara sucesivamente la confianza a dos gabinetes.
“No hay otras formas de revocatoria del mandato parlamentario. Bajo estado de sitio, el Congreso no puede ser disuelto”, remarca la disposición constitucional.
En la práctica, el margen de acción de Boluarte frente al Congreso es prácticamente nulo. Cualquier intento de cierre, fuera del marco temporal y legal, constituiría una ruptura del orden constitucional.
En medio de las mociones de vacancia y el desgaste político acumulado, la mandataria enfrenta un escenario en el que su permanencia depende más del respaldo político que de la posibilidad de activar mecanismos de disolución.
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