Avión presidencial con Dina Boluarte a bordo sufre falla grave: minutos de angustia en regreso desde EE.UU.
Informe revela que vieja nave tuvo error técnico que obligó a pilotos a descender.
Un informe periodístico reveló que el avión presidencial peruano, un Boeing 737-500 con más de tres décadas de uso, sufrió una falla técnica en pleno vuelo que obligó a un descenso anticipado durante un viaje de la presidenta Dina Boluarte.
El reporte técnico, identificado como 159-2023, detalló que la aeronave experimentó un problema de presurización en la ruta de retorno entre Montego Bay y Lima, cuando la mandataria regresaba de la cumbre de líderes del foro APEC en San Francisco, EE.UU. en noviembre de 2024, según informe exlusivo al que accedió 'Contra Corriente'.
El incidente, ocurrido con 21 pasajeros a bordo, obligó a la tripulación a actuar con rapidez. La presurización resulta esencial para mantener condiciones seguras en altura, y su falla puede provocar mareos, pérdida de conciencia o incluso la muerte por hipoxia.
La tripulación ejecutó un descenso controlado y aseguró el aterrizaje sin poner en riesgo mayor a la comitiva.
El Boeing 737-500, matrícula FAP 356, fue adquirido en 1995 durante el gobierno de Alberto Fujimori y se convirtió en el transporte oficial de diez presidentes en los últimos 30 años.
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Intentos de venta realizados por mandatarios como Alan García o Pedro Castillo fracasaron, mientras otros, como Alejandro Toledo y Ollanta Humala, lo utilizaron de forma recurrente, incluso en vuelos protocolares o privados.
El actual comandante general de la Fuerza Aérea del Perú, Carlos Chávez, reconoció que la aeronave requiere programas de mantenimiento extensivos, incluidos trabajos de reparación en motores llevados a cabo en el extranjero. Pese a esas intervenciones, el estado envejecido del avión plantea dudas sobre su seguridad y confiabilidad.
El episodio con Dina Boluarte reavivó el debate sobre si el país debe reemplazar el avión presidencial por una aeronave moderna o seguir confiando en un equipo que, aunque histórico, ya enfrenta limitaciones técnicas.
Con una agenda internacional que se mantiene activa, la presidenta deberá decidir si sigue viajando en un avión que simboliza, cada vez más, la delgada línea entre tradición y riesgo.
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