¿Cómo fue el asesinato de Pedro Huilca? (III)

El asesinato del dirigente sindical Pedro Huilca Tecse por parte de un comando de aniquilamiento de Sendero Luminoso se realizó en el marco de la campaña de esta organización terrorista por el centenario del nacimiento del líder de la revolución china, Mao Tse Tung.

Un golpe demoledor contra Huilca “se constituyó en el mejor homenaje del PCP [Partido Comunista Peruano] al proletariado revolucionario nacional y mundial”, según versión de la publicación senderista “El Diario”.

Nos referimos al pasquín que en ese entonces dirigía Luis Arce Borja, que califica a Huilca como un revisionista y vendeobreros que saboteaba la lucha de los trabajadores, en especial de construcción civil, por su apego -según opinan- a los gobiernos de turno, a la gran burguesía y al imperialismo.

Huilca fue acribillado de ocho balazos en la puerta de su domicilio, ubicado en el distrito de Los Olivos, al norte de Lima, un 18 de diciembre de 1993.

Esta sola reivindicación del “ajusticiamiento” de parte de la organización de Abimael Guzmán debería haber puesto punto final al debate sobre la autoría del asesinato contra el dirigente sindical de construcción civil y la central CGTP, pero la oposición al primer Fujimori (1990-1995), principalmente de izquierdas y del Partido Aprista, le daban el beneficio de la duda a Sendero Luminoso, responsabilizando del asesinato al gobierno de Alberto Fujimori y su asesor de facto de los servicios secretos, el corruptor Vladimiro Montesinos.

“Autores materiales”

Entre los opositores resalta el mensaje que envió el expresidente Alan García desde su exilio en Colombia, el mismo día del homicidio: “Hoy, a las ocho de la mañana, fue asesinado el secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú, (CGTP), Pedro Huilca Tecse. Acuso a Fujimori y Montesinos como autores materiales de este horrendo crimen”, incriminaba enfático el líder aprista.

Por su parte, el secretario general adjunto de la CGTP, Teódulo Hernández, también responsabilizó al Gobierno del atentado. “A Huilca lo han asesinado cuando se aprestaba a reforzar su lucha contra las brutales medidas antilaborales y antipopulares de la dictadura; precisamente su último acto fue el de presidir una marcha sindical que fue salvajemente reprimida por efectivos policiales tal como le consta al país”, señaló, responsabilizando al gobierno de Alberto Fujimori que “tiene que pagar por este alevoso crimen”. (La República de 19/12/1992).

Pero el mismo vocero senderista “El Diario” aclaró a izquierdistas “revisionistas” y a los apristas para que acepten la realidad y no traten de desviar la verdad de los hechos.

“El lloriqueo de los revisionistas, apristas y otros reaccionarios, que tratan de desviar la responsabilidad [de la muerte de Pedro Huilca] hacia su compinche de genocidios, Fujimori, no es más que una cortina de humo para seguir cabalgando sobre las luchas del pueblo”, esto en referencia directa a dirigentes de izquierda y apristas a quienes señalaron con nombre propio.

¿Qué dice el atestado de la Dincote?

La policía antiterrorista había hecho su trabajo previo de seguimiento a los terroristas que tenían en mira a Huilca porque el mismo Huilca había advertido que lo tenían en la mira.

Por eso es que en el Atestado Nro. 008-D1-DINCOTEN° 122- DINCOTE, que obra en los archivos de EXPRESO señala que a las 6 y 30 de la mañana del 18 de diciembre de 1992, día del crimen, la DINCOTE detuvo a Yuri Iginio Huamán Gazani (camarada “Sergio”) y a José Marcos Iglesias Cotrina (camarada “Oscar”), en circunstancias en que buscaban robar un auto para usarlo en el traslado y fuga de los matarifes senderistas.

Estos dos sujetos son los primeros que empezaron a “cantar” y confesar incluso sobre los preparativos del asesinato de Pedro Huilca. Para resumir, por ejemplo, “Oscar”, en su manifestación, dio detalles, entre otros, de la reunión del 13 de diciembre de 1992 en una casa de un asentamiento humano en Puente Piedra.

Entre los participantes incriminó a sus camaradas “Edith”, “Hernán”, “Benjamín”, “Manolo”, “Germán” y “Sergio”, siendo “Edith” quien les transmitió la orden de “aniquilamiento” de Huilca.

“Sergio” se centró en las tareas específicas que debían cumplir cada uno de los integrantes del comando de aniquilamiento del malogrado sindicalista.

En este ángulo del caso, las investigaciones concluyeron que el 18 de diciembre los sediciosos se reunieron a las 8 de la mañana en las inmediaciones de la cuadra 44 de la Av.Las Palmeras, distrito Los Olivos, a una cuadra de la casa de Huilca Tecse. Este salió de su domicilio a abordar la camioneta Station Wagon, Lada-Niva, color blanco, con su hijo político Julio César Escobar Flores, y luego su hija Flor de María Huilca Gutiérrez, y apenas subió al vehículo, le cayeron encima a eso de las 8.30 y cosieron a balazos a Huilca e hirieron al muchacho, esto con armas de fuego de largo y corto alcance.

Huilca murió, según el protocolo de necropsia, por “Traumatismo encéfalo-cervical Toráxico: Heridas penetrantes; (01) en la cabeza, (01) en tórax.- heridas perforantes; (02) en cuello y cabeza, (01) en tórax, producidas proyectil de arma de fuego”.

Para la DINCOTE la terrorista Margot Cecilia Domínguez Berrospi (camaradas “Edith”) fue el mando político, con arma de fuego. El mando militar fue “Hernán”, con pistola ametralladora; y como combatientes “Manolo” y Hernán Ismael Dipas Vargas (c) “Benjamín”, quienes también portaban cada uno arma de fuego. La función de contención fue encomendada a Percy Glodoaldo Carhuaz Tejada (camarada “Martín”), que a prudente distancia portaba artefactos explosivos (“quesos rusos”).

“El Diario”, edición N° 625, correspondiente a diciembre 1992 - enero 1993.

Plinio Esquinarila

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