Constitución de 1993: mutación y percepción a 30 años de vigencia
La elaboración de una Constitución es un acuerdo político en base a un texto jurídico supremo.
Posturas sobre la Constitución de 1993
La elaboración de una Constitución es un acuerdo político en base a un texto jurídico supremo, y los actores que participan o se abstienen en su elaboración tienen una postura con relación a su origen, contenido y aplicación. ¿Cómo ha evolucionado en nuestro medio esa percepción en relación con la Carta Magna de 1993? El planteamiento de algunos actores políticos sobre el “retorno a la Constitución de 1979” fue mutándose hacia posturas más condescendientes con el texto de 1993, así lo anota García Belaunde:
“Los políticos en campaña –salvo Humala– no mostraron el menor interés en volver a la Constitución de 1979. Alan García (APRA) en declaraciones periodísticas se declaró constitucionalista (sic) y afirmo que la Carta de 1993 estaba bien, a la cual había que hacerle solo algunos ajustes. El Partido Popular Cristiano (PPC), a través de su vocero Luis Bedoya Reyes sostuvo esta postura, es decir, que no debemos retornar a la Carta anterior. Y esto llama la atención, pues los dos partidos –a través de sus líderes–, o sea, el APRA y el Partido Popular Cristiano (PPC), fueron los que hicieron posible la Carta de 1979 y los que lucharon a favor de ella. Pero, como vemos, “cambiaron de criterio con el tiempo” (García Belaunde, 2020: 331). El caso inverso fue el de la izquierda, que originalmente recuso a la Carta de 1979 y le negó su firma de aprobación de manera absoluta, pues, señalaban, era un “texto burgués”, al cabo de algunos lustros de su derogación le descubrieron sus bondades, exigiendo sus voceros en las recientes campañas electorales el retorno a la Carta de 1979. Todos mutaron en sus percepciones.
Presentamos el siguiente cuadro donde resumimos las posturas políticas de los diferentes actores (Liberales, Derechas, Partido Aprista Peruano e Izquierdas) en relación con las tres últimas Constituciones (1933, 1979, 1993) y cómo las diferentes posiciones ideológicas se situaron a favor (+) o en contra (-) respecto a cada texto constitucional, incluso siendo originalmente desfavorables (-) y al paso del tiempo favorables con el mismo texto (+) : (Cuadro N° 1)
Percepción sobre la Constitución de 1993
Otro tema no menos importante, es como la sociedad en su conjunto percibe la Carta Magna de 1993, y también cual es el grado de conocimiento que tiene sobre el contenido de la Constitución. Treinta años de vigencia, es un tiempo suficiente para que los adultos y jóvenes, vía los medios de comunicación, la educación o la información sobre ella, puedan formarse una opinión propia sobre la Constitución y su contenido.
Presentamos la encuesta de la compañía Ipsos (10 de junio de 2022):
Un 4 % afirmar conocer íntegramente la Constitución, un 29 % ha leído alguna parte y recuerda algo de su texto, un 35 % sabe ocasionalmente algo de ella, sin recordar sus derechos, y un 30 % jamás se ha acercado a ella o se le ha facilitado su conocimiento. Un análisis más detenido nos informa que en Lima el conocimiento de ella es más amplio y disminuye a solo 21 % el desconocimiento absoluto fuera de la capital, desniveles propios de una estructura educativa con marcadas diferencias en relación a su calidad de servicio. Estos datos son importantes para comprender la marcada ausencia del sentimiento constitucional en la mayoría de los peruanos.
En relación con la información previa: i) Posturas políticas sobre la Constitución y ii) Reconocimiento intelectual de la Constitución, podemos comprender mejor el planteamiento de determinados actores políticos sobre la convocatoria a una Asamblea Constituyente, cuya consecuencia jurídica sería el cambio de Constitución de 1993.
El gobierno de Pedro Castillo (2021-2022) proclamó durante su campaña electoral en primera y segunda vuelta que su prioridad era el cambio de Constitución mediante la convocatoria a una Asamblea Constituyente. En el mensaje de asunción de mando, reiteró su consigna política, hecho que mereció la réplica de otro sector de la opinión pública. En medio de esa campaña, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) hizo la siguiente encuesta (julio de 2021) sobre la controversia constitucional: por un lado, el 58 % de los encuestados planteaba solo la necesidad de algunas reformas a la Constitución vigente, el 23 % sostenía un cambio total – se adhería a la propuesta de Castillo–, y solo el 18 % que la Carta Magna se mantenga sin modificación alguna. De cada 10 encuestados, solo dos compartían la urgencia de un cambio constitucional. No existía un consenso constituyente.
La encuesta Ipso (febrero de 2023), después de la crisis de gobierno sobre la asunción del gobierno de Dina Boluarte (7.12.2022) y las radicales manifestaciones adversas, de cerca de 2 meses, se realizó una consulta sobre ¿Cuál es la tarea prioritaria del Perú?, sobre el 100 % de encuestados, solo el 17 % considero que prioritario era la Asamblea Constituyente. Para la mayoría de los peruanos otras eran las urgencias, antes que la Asamblea Constituyente. Por tanto, al cabo de tres años de campaña por construir un ambiente constituyente, este todavía carece de arraigo en la mayoría de los peruanos.
Vigencia de la Constitución de 1993
En los últimos cien años (1923-2023), el Perú ha tenido cuatro Constituciones (1920, 1933, 1979 y 1993), que por diversas razones políticas, económicas o jurídicas fueron sustituidas por otros textos, que prometían la ansiada estabilidad constitucional. Por razones circunstanciales sus vigencias fueron agónicas ante golpes de Estado o crisis gubernamentales permanentes.
La Constitución de 1993, a pesar de su poco auspicioso origen, ha durado tres décadas, en medio de la subversión terrorista, la crisis económica y los recurrentes golpes de estado. Desde nuestro punto de vista, cuatro factores le han dado continuidad: i) la estabilidad económica que prodigo su capítulo económico (1993-2000), ii) el crecimiento económico inédito (2000-2022) , iii) el activo papel modulador del Tribunal Constitucional ante sus normas con vacíos, limitaciones o excesos (2002-2022) y iv) la promulgación del Código Procesal Constitucional el 2004, que potencio la demanda subjetiva derechos con sus 52 precedentes constitucionales.
Otro elemento nuevo para el análisis sobre su permanencia constitucional es la condescendencia que han tenido las fuerzas políticas, que por razones históricas o ideales la adversaban (PAP, AP, PPC y liberales) ante alternativas antisistema que buscaban el incierto camino constituyente (principalmente promovida por la izquierda); así, los otrora impugnadores, ahora solo proponen reformas puntuales en aras del realismo y la estabilidad constitucional.
Más allá de esta controversia, por los sondeos de opinión se evidencia el conocimiento minoritario, elitista y excluyente del texto constitucional (no más del 5 %), en tanto la lectura ocasional o superficial de casi 2/3 parte de la población total (siendo los porcentajes más bajos fuera de la capital), en donde se configura una débil identificación intelectual con la constitución y el desapego emocional sobre la Carta Magna. Por tanto, la mayoritaria carencia de conocimiento y sentimiento constitucional, pone en duda cualquier defensa, reforma o cambio de la propia Constitución.
Por Raúl Chanamé Orbe
Profesor Principal de Derecho Constitucional de la UNMSM.
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