Descubren red internacional proveniente de Venezuela: corrupción global y lavado de activos
Bancos mundiales y paraísos fiscales involucrados en el encubrimiento de 56 mil millones de dólares robados.
El drama que vive Venezuela no es solo un fraude electoral de escandalosas proyecciones y de largo alcance, sino que es una conspiración que devela los intereses soterrados y encubiertos que existen en el sistema financiero internacional para fines de esconder y sacarle el mayor provecho a los montos millonarios de dinero que han sido sustraídos durante más de una década a esa nación en crisis.
Hablamos de la millonaria rentabilidad financiera que manejan decenas de bancos y que lucran con un dinero que proviene de la corrupción y otras actividades ilícitas, que en el presente caso requiere ser escondido, resguardado y transformado para su integración a la economía global.
MÁS INFORMACIÓN: Vladimir Cerrón desafía autoridades del Perú al grabar video opinando sobre elecciones en Venezuela
Un negocio particularmente de inimaginables proyecciones económicas y altamente rentable, en consideración a la sistemática encubierta que impera sobre los grandes intereses globales que se encuentran en juego, la misma que requiere que pase desapercibida para efectos de ser catalogada solo como un problema de segundo o tercer orden, en comparación con la cantidad de crímenes, asesinatos y violaciones de los derechos humanos que ahora son temas cotidianos lamentablemente en ese país.
Hablamos de la rentabilidad multimillonaria y portentosa que proviene de un dinero sucio al haber sido sustraído en forma sistemática del patrimonio económico, lo cual no se podría haber realizado si no existiera la complicidad de la banca internacional, en la que en última instancia lo que prima son las fórmulas financieras que permiten sacarle mayores ganancias a un dinero de procedencia delictiva.
NEGOCIO GLOBAL. El dinero sucio que sale de Venezuela se ha convertido en un gran negocio mundial altamente rentable y particularmente provechoso tanto para la banca como también para algunos países, no porque exista falta de capacidad para ejercer una fiscalización adecuada y compartida lo suficientemente eficiente y eficaz como para prevenir la corrupción y el lavado de activos, sino porque el sistema financiero parecería haber sido estructurado para hacer imposible que el dinero sucio pueda ser detectado y menos incautado.
Si ello no resulta cierto, ¿cómo se explica que existan a la fecha varias listas de países o desapercibidas jurisdicciones que en realidad son pequeños territorios, catalogados eufemísticamente como “paraísos financieros” –ahora denominados como no cooperantes–, cuya finalidad no solo es esconder los activos sucios a los corruptos y los cleptócratas, sino asegurarles que sus identidades nunca puedan ser develadas? Hablamos también de otras naciones con prestigio en la democracia y el buen gobierno, que aunque no están incluidas en las listas de paraísos, su mismo sistema legal, político y financiero hace factible -de forma encubierta- que bajo diferentes modalidades y artificios legales, en realidad sean plazas financieras encubiertas o asolapadas, fortaleciendo sus economías y atrayendo inversiones sin poner mayores trabas al ingreso de dinero de procedencia desconocida.
NACIÓN EXPOLIADA. Aunque resulta imposible hacer cálculos sobre la cantidad de dinero que habría salido de Venezuela desde que gobernara Hugo Chávez, por la complejidad que encierran las actividades sobre lavado de activos y sus relaciones con la política, las cifras especulan que serían algo de 56,036,854,000 dólares los activos sucios que se encuentran en algún lugar del planeta. Hablamos de una suma de dinero que ha ido en incremento a lo largo de los años hasta convertirse en parte intrínseca de toda la masa global que se maneja en el planeta.
CORRUPCIÓN ENRAIZADA. Refiero que se trata de un negocio global impenetrable y sucio, porque ha sido diseñado para perder cualquier tipo de rastro o huella sobre los orígenes fraudulentos que se manejan. Hablamos de testaferros, empresas de fachada, secreto bancario, corporaciones simuladas, activos virtuales, problemas de territorialidad, intermediarios, confidencialidad, empresas fiduciarias, sociedades bursátiles de pantalla y hasta repatriaciones de capitales catalogadas como discretas. Toda una amplia gama de negocios de cobertura y de fachada que aunque aparentan ser legales, su finalidad no es otra que esconder, resguardar y proporcionar apariencia de legitimidad a todo activo que tenga procedencia dudosa.
DÓNDE ESTÁN LOS DÓLARES. La pregunta más importante que surge es dónde y quiénes guardan de forma confidencial y secreta estas fabulosas fortunas provenientes de Venezuela para que pasen desapercibidas ante un mundo que muchas veces se hace la vista gorda. La respuesta es sencilla: en las bóvedas de los bancos internacionales, o de los de fachada que proliferan cada vez por todas partes bajo distintas modalidades.
Hablamos no solo de los beneficios económicos de los que disfrutan los propietarios de estos cuantiosos capitales oscuros que han sido robados a Venezuela, sino que la parte más rentable del negocio es para los que lo resguardan, que se encuentran ajenos a cualquier persecución o estigma. El negocio no solo es esconder los activos sucios, sino reinvertirlos para generar millonarias ganancias a través de la rentabilidad que producen los activos escondidos una vez que son parte del sistema financiero global.
Un negocio que no tiene pierde: dinero sucio escondido pero amparado por la confidencialidad y a la misma vez maquillado a través de préstamos a terceros como fuente de financiamiento para todo negocio lícito. En otras palabras: dinero de la corrupción legitimado para que se pierda la pista sobre sus verdaderos y tenebrosos orígenes.
COMPLICIDAD GLOBAL. El dinero sucio que sale de Venezuela no podría ser legitimado como actualmente sucede. Es imposible si no existen medios aparentemente legales para poder hacerlo. Una complicidad dolosa, diseñada y orquestada entre gobiernos y bancos que no hace mayores distingos entre dinero sucio o limpio (eufemismo), si de lo que se trata es de sacar la mayor rentabilidad posible al dinero guardado producto de la corrupción en Venezuela. Una banca internacional poco escrupulosa que lo que busca es cómo sacarle la mayor rentabilidad posible al dinero o activos que obtiene, aprovechándose de un marco legal internacional que poco o nada sirve sobre el particular, y cada vez aparenta ser más eficiente al respecto.
Una política financiera global que es parte responsable de lo que está pasando en Venezuela, y que asume un discurso como colofón en el que se destaca la importancia de la democracia, la transparencia irrestricta, la prevención del lavado de activos, la lucha contra la corrupción, e incluso arengas que preconizan la defensa de los derechos humanos.
Un juego ensortijado de metáforas y elocuencias impactantes con el apoyo de agencias noticiosas internacionales, que en realidad lo que encierran es una moral invertida y distorsionada que persigue el lucro como su máxima expresión, más allá de lo que establecen los tratados internacionales o regionales contra la corrupción y otras patologías sociales, y lo que refieren algunos gobiernos que se dicen ser respetuosos de las democracias.
Más sobre Venezuela
Alberto Fujimori: Congreso aprueba otorgar pensión vitalicia a exmandatario
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.