El gran golpe de Castillo y la izquierda: ataques terroristas fueron planificados

Por General PNP (r) Carlos Salazar Orozco

Han pasado 17 días del golpe de Estado del entonces presidente Pedro Castillo. Aquel 7 de diciembre del 2022 a las 11.42 a. m. dio ese mensaje a la Nación y con voz y manos temblorosas anunció la disolución del Congreso, la convocatoria para elecciones a una Asamblea Constituyente, la reorganización de la Fiscalía, Poder Judicial, Junta Nacional de Justicia, Tribunal Constitucional, Contraloría y Defensoría del Pueblo, suspendió las garantías y dictó el toque de queda.

Todo el país entró en shock, pero fue vacado y detenido, y al día siguiente comenzó una escalada de violencia con bloqueos de carreteras, las tomas de los aeropuertos de Arequipa, Cuzco, Puno y Ayacucho, la quema de dependencias públicas como el Poder Judicial, fiscalías y comisarías, especialmente, del sur del país, saqueos y ataques a la policía nacional.

La presidenta Dina Boluarte, que juró al cargo ese mismo día a las 3 p. m., luego de que el Congreso vacara por 103 votos al presidente Castillo, no atinaba a dictar medida alguna y se demoró hasta el sábado 10 de diciembre en designar y juramentar su gabinete ministerial, cuando ya el país ardía y las movilizaciones violentas se acrecentaban. Luego de ese día demoró cuatro días más para disponer el Estado de Emergencia y la intervención de las Fuerzas Armadas.

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27 muertos

Hasta hoy se han producido 27 muertos en estas acciones violentas, más de 200 policías heridos y uno de ellos aún lucha por su vida en la UCI del Hospital de la PNP. Los peruanos hemos sido testigos de ataques sincronizados en diferentes lugares del país, siempre con los mismos objetivos, la misma modalidad, la misma violencia, las mismas exigencias como la renuncia de la presidenta, el cierre del Congreso, elecciones generales con Asamblea Constituyente para una nueva Constitución.

Hemos visto a los mismos líderes de la izquierda radical incentivando al levantamiento e insurgencia, como también hemos sido testigos del desplazamiento de comuneros en modernos vehículos con destino a Lima, muchos de ellos premunidos de flechas, lanzas, machetes, armas de fuego, dinamita, etc., algunos vehículos fueron intervenidos por la Policía y les incautaron esas armas, otros lograron pasar y se alojaron en locales de partidos políticos de izquierda como Nuevo Perú y la Central de Comunidades Campesinas que fueron intervenidas por la Policía y la Fiscalía, encontrando propaganda subversiva, armas y un gran soporte logístico.

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