Entre ironía y omisión: Susel Paredes minimiza incidente sobre hombre disfrazado de mujer en colegio de Miraflores
Padres expresaron temor tras la presencia de un extraño en centro educativo; reacción de congresista aumentó el desconcierto.
Por más que se vista con el traje de la corrección política, la congresista Susel Paredes no logra ocultar un discurso desconectado de la legítima preocupación ciudadana.
Esta vez, lo ha evidenciado con un comentario irónico y desatinado que bordea la irresponsabilidad: “No debe ir pues a ningún colegio porque él ya terminó el colegio, tengo entendido”, declaró con una sonrisa tensa, en referencia al caso del sujeto que ingresó disfrazado de mujer al colegio Mater Purísima, en Miraflores.
Aunque la legisladora reconoció que el hecho causó alarma, redujo el impacto del incidente a una cuestión cerrada por el comunicado oficial del colegio, ignorando el contexto más grave: un hombre con antecedentes por alterar el orden público logró irrumpir en un espacio escolar, aparentemente en estado etílico, mientras se desarrollaba un evento masivo por Fiestas Patrias. La sola posibilidad de que se tratara de un intento de aplicar un modus operandi para acercarse a menores debió generar una reacción firme y empática, no sarcasmo.
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Mientras las cámaras de seguridad aún son materia de investigación, varios padres relataron que el individuo, identificado como César Iván Araujo Córdova, de 46 años, fue hallado cerca del baño de niñas, portando peluca, maquillaje y relleno en el pecho. La Municipalidad de Miraflores confirmó que se trata de un personaje reincidente, que ya había sido intervenido meses antes en circunstancias similares.
Sin embargo, Paredes prefirió cambiar el enfoque del debate. En lugar de alzar la voz contra posibles fallas en los protocolos de seguridad o alertar sobre patrones de conducta que podrían derivar en riesgos mayores, desvió la conversación hacia una defensa ambigua de derechos y lanzó dardos hacia el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, a quien tildó de embriagado, como si el escándalo escolar pudiera relativizarse bajo el prisma de su disputa política.
"Que lean el comunicado del colegio, ¿no? Esa preocupación que tienen es válida, pero primero hay que verificar la información", remarcó la parlamentaria, deslindando cualquier rol activo en la defensa preventiva de menores. El llamado a la calma puede ser útil, pero no cuando se acompaña de una trivialización del peligro y se margina el clamor de madres que se preguntan: ¿y si vuelve a ocurrir?, ¿a cuántos colegios más irá?
Por su parte, la fiscal Melissa Monteverde, encargada del caso, confirmó que no se hallaron pruebas de connotación sexual en el celular del intervenido ni en los videos de seguridad. No obstante, el Ministerio Público continuará investigando a Araujo Córdova por presunta violación de domicilio. Mientras tanto, seguirá su proceso en libertad, lo que no ha hecho más que alimentar la inquietud de las familias.
En una coyuntura en la que los colegios deberían ser santuarios seguros para la infancia, resulta inaceptable que una representante del Congreso utilice la ironía como escudo político y se resista a llamar las cosas por su nombre.
Minimizar un acto con claros indicios de planificación para vulnerar espacios infantiles no fortalece derechos, los debilita. La voz del legislador debe levantar barreras contra todo tipo de amenaza, no disfrazarlas de chiste.
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