Javier González-Olaechea se despide con poesía: el mensaje tras su salida del ministerio
Un emotivo discurso marcó la despedida de González-Olaechea como canciller de Perú.
En una emotiva ceremonia desarrollada en el Palacio de Torre Tagle, Javier González-Olaechea, exministro de Relaciones Exteriores, participó en la presentación del nuevo canciller, Elmer Schialer.
La reunión, que contó con la presencia de destacados miembros del servicio diplomático, estuvo marcada por un discurso que sorprendió a muchos por su carácter poético y reflexivo.
González-Olaechea, quien dejó el cargo en medio de opiniones divididas sobre la abrupta decisión del Ejecutivo, no ofreció las acostumbradas palabras protocolares. En su lugar, decidió compartir un profundo mensaje sobre la paz, la libertad y el respeto a los principios democráticos, temas que fueron parte fundamental de su labor como jefe de la diplomacia peruana.
"Hoy me permitiré una libertad inusual; ya he dicho todo lo que tenía que decir en torno a la paz mundial, a la brutalidad de la guerra, y a la urgente necesidad de respetar la vida de los inocentes", expresó en su discurso, dejando ver su sensibilidad frente a los desafíos globales.
El exministro no solo se destacó por su gestión al frente de la Cancillería, sino también por su capacidad para combinar su papel como servidor público con una faceta artística. Durante la ceremonia, reveló un esbozo de su poema titulado El honor de servir, en el cual reflexiona sobre el servicio a la nación y los sacrificios que conlleva.
"Mi gratitud me embarga y mi corazón se encoge... no hay mayor honor que servir a nuestra Nación", expresó, visiblemente emocionado.
Además entre líneas de los versos menciona:
Si cambian los vientos,
si cambian los rumbos,
si el camino es empedrado
¿por qué no habrían de cambiar los humores?
Lo que nunca muta o debe mutar,
es el susurro indeleble de tu interior,
es el amor hacia los tuyos,
es tu afán por el servir,
es el legado de honor recibido,
y que no es moneda de uso.
El nuevo canciller, Elmer Schialer, quien agradeció a su antecesor por su dedicación, también recibió un simbólico abrazo de González-Olaechea, sellando una transición de respeto mutuo.
En su intervención, Schialer expresó: "Palabras conmovedoras, señor Canciller, que avalo y admiro plenamente. Muchas gracias por ellas”.
Con esta ceremonia, se cerró un capítulo marcado por la dedicación y se abrió otro con una promesa de continuidad. González-Olaechea se despidió no solo de la diplomacia, sino que también dejó entrever su pasión por las letras, haciendo del momento un homenaje a quienes, como él, dedicaron su vida a servir al país.
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