La suerte de los codinomes

Por Luis Lamas Puccio

Han transcurrido más de tres años desde que las autoridades peruanas y los ciudadanos tomamos conocimiento de la existencia de los llamados codinomes. Una información selectiva y estratégica que guarda en unos soportes virtuales los nombres, los montos que se pagaron y las distintas operaciones que en materia de corrupción y sobornos se llevaron a cabo en nuestro país.

De lo que se sabe, en distintas oportunidades, nuestras autoridades han señalado que su decodificación de los servidores “Drousys” y MyWebDay” era una de las prioridades, en tanto que no solo permitiría llevar a cabo interrogatorios a los funcionarios de la empresa Odebrecht (Novotor), sino ampliar las investigaciones respecto a otras personas involucradas en diferentes actos de corrupción y que hasta la fecha sus nombres no son de conocimiento público y pasan desapercibidos.

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Se trata de una amplia lista de seudónimos o de sobrenombres que la empresa Odebrecht utilizaba para referirse, y a la vez encubrir, a todas aquellas personas que recibían sobornos y pagos provenientes de la Caja 2 del llamado Departamento de Operaciones Estructuradas, el mismo que como se sabe, era la división contable y operativa de la empresa diseñada para manejar el inmenso sistema de corrupción. Un departamento operativo inédito dentro de una estructura empresarial, que operaba conectado con sociedades de fachada, empresas offshore, paraísos financieros, testaferros, y toda una amplia gama de operaciones soterradas o encubiertas que hacían factible que las empresas vinculadas o las personas comprometidas, pudieran operar sin necesariamente aparecer vinculadas con los aspectos formales de la matriz principal.

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