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Sintamos igual

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Fecha Publicación: 03/02/2020 - 20:30
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Hace una década no era usuario de Facebook ni Twitter y las opiniones de cada quien quedaban guardadas. Cuando aparecieron en mi computador, el entusiasmo fue tal que se comenzó a hablar de “democracia digital”, pero la democracia exprés, irracional, vitriólica, aterrada o visceral no resultó ser confiable.

Carl Jung nos señalaba la existencia de una conciencia colectiva, que en las redes parece expresarse contagiándonos cualquier cosa, diciéndonos qué debemos pensar, qué debemos temer, qué debemos creer y hasta a quién debemos elegir en urna ya sobre el reloj. Un meme puede tener un impacto tal que cambie todo lo que los analistas tenían previsto, puede llenar una plaza y, quizás, signar una revolución. Igual, la circulación de una nota puede alterar el estado de conciencia colectiva y modificar nuestra vida individual. Quizás no sepan de la importancia de lo que es crear un estado de conciencia, preámbulo de lo que es crear el caos, sembrar el miedo o el odio. Lo llamamos malas vibras (en términos de vulgo) que en extremos afectan nuestra mente y, subsecuentemente, nuestra realidad. Nada peor que las vibraciones bajas, atraen vibraciones bajas y multiplican el temor, la ira y la sensación de fracaso, que es la antesala del fracaso mismo y más.

Existe un impulso humano mayor que cualquiera y es el de alarmar, indignar o llevar chismes. La experiencia nos muestra que ser agoreros es mejor para varios que ser escuchas, ocurre con la muerte. Observe cuántos pugnan por ser los primeros transmisores de madrugada. La información del mal genera un poder. El morbo vende, pero no solo vende sino que induce al hombre hacia el peligroso goce de su poder. Quien tiene o crea información que aterre o indigne tiene una potestad sobre tu mente, todo aquel que afecte tu estado de conciencia tiene un poder que subyuga o destruye. Es curioso medir la bondad o maldad sobre la base de la manera como desea alguien impactar en nuestras vidas.

¿Le será fácil a quien descubra una infidelidad ajena no transmitir el hecho a otro fabricando una cadena viral de la que se sabe propietario? Voltaire se burló con Cándido del optimismo. Tout est au mieux, “todo sucede para bien” o vivimos en el mejor de los mundos posibles (sabía también Leibniz porque lo dijo ¿Y si lo aceptamos?) ¿Y si “pese a todo” ensayáramos un día haciéndola todos a la “buena vibra”?

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