Luis de la Sotta, venezolano de padres peruanos, permanece recluido en una celda que sus familiares han descrito como 'infrahumana', y ha recibido numerosas torturas desde hace más de dos años.
Apenas salió de la terminal aérea, cerca de 200 oficialistas le dieron puñetazos y lo golpearon con objetos contundentes, también a su esposa Fabiana Rosales.