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Jesús no fue crucificado, según 'Biblia desaparecida'

Se trata de una biblia que refuta la creencia fundamental del cristianismo y que podría cambiar la historia.

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Jesús no fue crucificado, según 'Biblia desaparecida'.
Fecha Publicación: 27/08/2023 - 21:50
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La crucifixión es uno de los métodos de muerte más terribles de la historia de la humanidad, provocadora de una agonía indescriptible. Muchos de los condenados a morir en la cruz fallecían por asfixia, debido al agotamiento. Jesucristo murió en la cruz, pero antes de ser crucificado sufrió una intensa tortura.

Fue flagelado con el llamado azote corto (varias tiras de cuero sencillas o entrelazadas, de diferente longitud, en las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas a varios intervalos). El castigo fue intenso, provocándole profundas laceraciones y una considerable pérdida de sangre. Después, sus muñecas fueron clavadas al patíbulum (el madero horizontal) y luego que el patíbulum fuera alzado hasta el poste vertical o estípite, sus pies fueron clavados al estípite.

Según los Evangelios, Jesús murió a las pocas horas de ser crucificado, aunque para asegurarse, y tal como era costumbre, le clavaron una lanza en el costado, según los análisis médicos modernos, pudo fallecer a consecuencia de un shock hipo-volémico, es decir, motivado por la gran pérdida de sangre, o por asfixia por agotamiento. Esta es la versión que existe desde hace siglos y la cual ha ido trasmitida de generación en generación por la Iglesia y por el cristianismo.

La controversia

La crucifixión, uno de los principios fundamentales del cristianismo, sigue siendo irrefutable y no admite discusión. Sin embargo, con el descubrimiento de un texto controvertido pero apasionante, el fundamentalismo del cristianismo está siendo cuestionado e investigado por estudiosos religiosos y creyentes de la fe.

Los manuscritos religiosos y los textos históricos son examinados con gran detalle por eruditos, historiadores y estudiantes curiosos. Lo mismo ocurre con el Evangelio de Bernabé, que, a pesar de ser polémico, despierta un gran interés entre sus lectores. Con el descubrimiento del Evangelio de Bernabé se propagaban las creencias del cristianismo, sin embargo, hay varias contradicciones en los distintos tipos de Biblias producidas por varias sectas del cristianismo. Entre ellas, una Biblia fue muy criticada por el clero religioso y considerada casi blasfema, incluso se proclamó que cualquiera que la leyera sería castigado severamente. Cabe preguntarse qué había en el contenido de esta Biblia que la hizo tan controvertida entre el clero y el pueblo.

Se trata de una Biblia que refuta la creencia más fundamental del cristianismo y que tiene el supuesto argumento de cambiar la historia que nos han contado a través de los siglos.

Biblia prohibida

Se trataba del Evangelio de Bernabé, que narra la historia de Bernabé, el alumno más antiguo de algunos de los primeros discípulos de Cristo. Esta Biblia estaba estrictamente prohibida porque contenía información que no se ajustaba a las teorías fundamentales del cristianismo. El descubrimiento de este texto tan codiciado y a la vez tan controversial se produjo cuando en la década del 2000 se sorprendió a unos ladrones de antigüedades.

Entre los productos de contrabando se encontraba este Evangelio, que se llevaban a otra tierra totalmente distinta. Este descubrimiento aventurero y misterioso hizo resurgir un Evangelio que los cristianos rechazaron en un principio, una narrativa alternativa de la crucifixión de Jesús, era el Evangelio de Bernabé.

Crucificaron a Judas

Este antiguo manuscrito presenta una narración alternativa. En lugar de retratar la descripción estándar de la muerte de Jesús, este Evangelio presenta un punto de vista divergente sobre el asunto.

El Evangelio de Bernabé afirma que Jesús no fue crucificado en la cruz por los pecados de la humanidad. En su lugar, fue sustituido por Judas Iscariote, uno de los Doce Apóstoles originales de Jesús, cuyo rostro se parecía al del propio Jesús. Mientras que este imitador fue crucificado, Jesús fue elevado a los cielos en su forma física correcta e intacta. Esta divergencia en la creencia cambia un principio significativo del cristianismo al cambiar la posición de Jesús de Hijo Divino de Dios a Profeta venerado. Esto proporciona una perspectiva alternativa a una parte fundamental del cristianismo y desafía la teología cristiana tradicional y dominante. Considerado contradictorio por el Nuevo Testamento, El Evangelio de Bernabé fue considerado problemático y controvertido debido a varios problemas iniciados por el clero y los teólogos cristianos.

Basándose en estos escritos, el Evangelio fue excluido de los textos religiosos oficiales, siendo considerado un texto falso por la mayoría de los creyentes, una de las preocupaciones más importantes que tienen los creyentes y teólogos cristianos es que nadie sabe quién escribió este manuscrito ni cuándo fue redactado. Además, existen sospechas de que un musulmán del siglo XVI debió producir este texto para propagar las enseñanzas del Islam.

Indicios de falsedad

La exclusión de este manuscrito del canon suscita varias inquietudes entre los creyentes del Evangelio de Bernabé. Al sospecharse que es obra de un musulmán, los cristianos creen que el Evangelio de Bernabé es un medio para difamar la ideología cristiana.

El Evangelio está lleno de errores históricos, geográficos, temporales, en el uso de las palabras y en la representación de personajes, lo que hace difícil considerarlo un manuscrito antiguo auténtico. Cuando se compara con la Biblia original, las diferencias son tan notables que uno no puede evitar preguntarse si el Evangelio es, de hecho, una obra del hombre. Refutado por el Gobierno turco, aceptado por el Vaticano como en cualquier otro asunto de controversia religiosa, hubo partidarios y detractores de la aceptación del Evangelio como texto religioso. De entre los muchos lugares que rechazaban el Evangelio por completo, el Vaticano decidió examinar más de cerca el contenido de la Biblia. El Vaticano asumió el deber de examinar este Evangelio en detalle, debido a su compromiso con la erudición religiosa y la conservación de manuscritos antiguos. Aunque estén diseccionando el Evangelio para comprenderlo mejor, ello no establece en modo alguno la autenticidad del texto. Sin embargo, respetar y estudiar otros sistemas de creencias extinguidos crea sentimientos de armonía y paz interconfesionales. Frente a ello, el gobierno y las autoridades turcas desconfiaban de la credibilidad del texto. Al prohibir el acceso público al texto, las autoridades lo han declarado poco original e inexacto. Aunque esta decisión se tomó tras una cuidadosa deliberación, la situación ha dificultado las cosas a los eruditos religiosos e historiadores que deseaban investigar sobre el origen del Evangelio.

Opiniones de entendidos en la materia, expertos en religión y textos históricos han deliberado durante décadas sobre el contenido del Evangelio de Bernabé. Mientras algunos defienden su especificidad histórica, otros lo descartan por considerarlo un engaño medieval y un producto de la enemistad interconfesional. Sea cual sea el consenso, el manuscrito sigue siendo objeto de minucioso escrutinio y consideración, algunos estudiosos creen que las similitudes entre el texto evangélico y los textos del filósofo medieval Dante son asombrosas y no pueden ser casualidad. Sin embargo, otros han argumentado que estas similitudes se basan en el sentido común.

Dante debió de aprender y citar esta escritura, y no al revés. Además, en el Evangelio también se menciona que Eva comió una manzana prohibida, lo que se convierte en un punto de controversia para los eruditos cristianos, que afirman que en sus escrituras no se menciona una manzana en concreto, sino solo una fruta prohibida. Como todas las demás contradicciones, esto también ha sido refutado por otros eruditos.

El veredicto final, resumiendo el debate anterior, indica que el Evangelio se escribió como medio para crear armonía o eliminar un punto de discordia y violencia entre musulmanes y cristianos. Al establecer suficiente ambigüedad en el texto para alterar el carácter y la personificación de Jesús de Hijo de Dios a Profeta, el Evangelio pretendía eliminar este principio fundamental del cristianismo que no concuerda con el islam.

Lo cierto es que con la aparición del Evangelio de Bernabé se ha puesto en duda la Crucifixión, de nuestro señor Jesucristo. Solo queda rezar por nuestra Iglesia y pedir por la unificación del Cristianismo.

La historia del evangelio de Bernabé

El Evangelio de Bernabé es un evangelio apócrifo que sostiene haber sido escrito por Bernabé apóstol al que se hace referencia en algunos textos de la iglesia primitiva, del cual durante siglos solo se conservó el nombre. Solo se conoce la existencia de dos manuscritos, ambos fechados a finales del siglo XVI o principios del XVII, uno escrito en italiano y el otro en español. El manuscrito español se ha perdido, y su texto sobrevive solo en una transcripción parcial del siglo XVIII.

El libro tiene aproximadamente la misma longitud que los cuatro evangelios canónicos, y en pasajes claves se alinean a la interpretación islámica de los orígenes cristianos, buscando corregir las enseñanzas neotestamentarias del cristianismo.

El texto de este Evangelio es considerado por la mayoría de los académicos, incluyendo cristianos y algunos musulmanes como tardío y pseudepigráfico. Algunos estudiosos sugieren que tal vez pueda contener restos de obras apócrifas más tempranas (quizás gnósticas, ebionitas o diatesarónicas), editadas para alinearlas con la doctrina islámica. Muchos musulmanes lo citan en apoyo a la visión islámica de Jesús.

Un “Evangelio según Bernabé” es mencionado en dos listas cristianas tempranas de obras apócrifas el texto latino de Decretum Gelasianum (siglo VI), así como en griego la Lista de los Sesenta Libros. Estas listas son testimonios independientes. En 1698, John Ernest Grabe descubrió un supuesto dicho previamente desconocido de Jesús, atribuido al apóstol Bernabé, entre los fragmentos de manuscritos griegos de la Colección Barocciana en la Biblioteca Bodleiana de Oxford, que especuló podría tratarse de una cita de este “evangelio perdido”.

John Toland traduce la cita como: El apóstol Bernabé dice, se lleva la peor parte quien vence en contiendas de maldad; porque llega así a tener más pecado; y aduce haber identificado la frase correspondiente al examinar el manuscrito italiano sobreviviente del Evangelio de Bernabé en Ámsterdam antes de 1709. Subsiguientes académicos que examinaron el texto italiano y el español no han logrado, sin embargo, confirmar la observación de Tolann.

En el año 479 durante el mandato del emperador Zenón (del Imperio Romano de Oriente) el arzobispo Antemio de Chipre anunció que la tumba oculta de Bernabé le había sido revelada en un sueño. Se sostuvo entonces que el cuerpo del santo había sido descubierto en una cueva con una copia del evangelio canónico de Mateo sobre su pecho, según el recuento contemporáneo de Teodoro el Lector, que narra que Antemio obsequió al emperador tanto los huesos como el Evangelio. Ciertos académicos que sostienen la antigüedad del Evangelio de Bernabé proponen que el texto supuestamente descubierto en 478 debería ser identificado primariamente con aquel; pero esta suposición no condice con un reporte de Severo de Antioquía sobre el libro hallado por Antemio, quien informó haber examinado el manuscrito hacia el año 500, intentando averiguar si apoyaba el relato de Jesús atravesado por la lanza de Mateo 27:49 (no lo hacía). Según el historiador bizantino del siglo XI Jorge Cedreno, un manuscrito uncial del Evangelio de Mateo que se creía ser el descubierto por Antemio, se preservaba aún en la Capilla de San Esteban del palacio imperial en Constantinopla.

El manuscrito italiano en posesión del Príncipe Eugenio había sido un presente de John Frederick Cramer (1664-1715), quien se lo obsequió en 1713, para ser luego transferido a la Biblioteca Nacional de Austria en Viena en 1738 junto con el resto de la biblioteca del Príncipe. Previamente, en algún momento anterior a 1709, Cramer había prestado el manuscrito a Toland, quien escribe que: “el Sr. Cramer” lo obtuvo de una biblioteca de una persona de gran renombre y autoridad en dicha ciudad; a quien en vida se había oído frecuentemente ensalzar sobremanera la pieza. Si era como rareza, o como modelo de su religión, lo ignoro. Michael Fremaux informa haber fracasado en rastrear e identificar dicho propietario previo del manuscrito, o de hallar al texto listado en algún catálogo o inventorio de Ámsterdam. La referencia de Toland no obstante parecería implicar que el anónimo exdueño fallecido habría sido en lo religioso un anti-Trinitario o Unitario prominente; y Fremaux conjetura que el manuscrito pudo haber sido traído a Ámsterdam por Christopher Sandius(1644-1680) sea por su propia actividad como coleccionista en Polonia; o más probablemente por su adquisición de los papeles de Giovanni Michele Bruto (1517-1592) ,quien había recopilado una extensa colección de fuentes manuscritas en Hungría y Transilvania. Cramer había publicado una edición de los escritos teológicos de Bruto en 1698, y Fremaux especula que Cramer pudo haberse topado con el Evangelio de Bernabé en el transcurso de sus investigaciones en la biblioteca de Sandius en Ámsterdam. Alternativamente, Slomp ha propuesto que Gregorio Leti (1630-1701), cuya biblioteca de Ámsterdam había sido subastada a su muerte, pudo haber sido el anónimo expropietario del manuscrito italiano. Leti sin embargo, aunque hostil al Papado (y a Sixto V en particular) era en lo religioso un calvinista ortodoxo.

El manuscrito italiano tiene 506 páginas, de las cuales el Evangelio de Bernabé ocupa las páginas 43 a 500, escritas con marcos rojos en un estilo islámico. Las páginas precedentes de la 5 a la 42 también tienen marcos rojos; pero están en blanco (fuera de la dedicatoria de Cramer al Príncipe Eugenio), y se infiere que se planeaba escribir algún tipo de prefacio o texto preliminar, aunque el espacio es mucho mayor que el que hubiera sido necesario para el texto del Prefacio correspondiente en el manuscrito en español. Hay rúbricas y notas al margen en árabe gramaticalmente incorrecto, uso ocasional de palabras turcas y muchos rasgos sintácticos del turco. La encuadernación es turca, y aparenta ser la original, pero el papel tiene una filigrana italiana, que ha sido fechada entre 1563 y 1620. El mismo escriba redactó tanto el texto italiano como las notas al margen en árabe, y era claramente “occidental” al estar acostumbrado a escribir de izquierda a derecha.

por Andrés Dávila 

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