Mujer de 33 años desafía era digital y vive sin celular: “Las redes sociales pueden crear una ilusión de conexión, pero a menudo son superficiales”

En una sociedad donde la conectividad se convirtió en una necesidad cotidiana, Éléna, una mujer de 33 años optó por un estilo de vida distinto. Mientras millones de personas dependen de sus dispositivos móviles y plataformas digitales para comunicarse, ella decidió prescindir por completo del teléfono celular y las redes sociales.

Su elección no responde a un rechazo absoluto a la tecnología, sino a una búsqueda de relaciones humanas más auténticas y una reflexión sobre la desigualdad que la digitalización puede ocasionar.

“Cuanto más conectados estamos, menos contacto humano tenemos”, afirma la fémina, quien considera que la tecnología, en lugar de acercar a las personas, creó una brecha en la interacción real.

En su día a día, prioriza las conversaciones cara a cara y la correspondencia escrita, lo que le permite cultivar vínculos más profundos y significativos.

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Según explica, los medios digitales modificaron la forma en que nos relacionamos, provocando una ilusión de conexión que muchas veces resulta superficial. “No se trata de rechazar la tecnología, sino de encontrar un equilibrio”, sostiene.

Su postura despertó curiosidad e inspiró a otros a replantearse su dependencia con la virtualidad, invitándolos a reflexionar sobre el impacto de la hiperconectividad en la vida cotidiana.

Mujer menciona que tecnología ocasiona desigualdad social

Pero su decisión también está ligada a una preocupación mayor: la desigualdad social. Éléna advierte que el acceso a la tecnología no es el mismo para todos y que la digitalización, lejos de ser un medio de inclusión, podría estar ampliando la brecha entre distintos sectores de la población.

“No todos pueden permitirse los dispositivos de última generación ni acceder a una conexión estable. Esto causa desigualdades que no siempre se visibilizan”, subraya.

Mientras la mayoría de la población confía en los teléfonos inteligentes para trabajar, socializar y acceder a información, la mujer desafía la norma y demuestra que es posible vivir sin depender de la tecnología.

Su testimonio se convirtió en una invitación a repensar el impacto de la era digital en nuestras relaciones y en la humanidad.

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