Burla y engaño del gobierno nos llevan al despeñadero

Comúnmente al cierre de cada año se hace un balance. Empezamos el 2020 con un sofocante calor veraniego imbuidos en la fe, la esperanza y el anhelo que fuera diferente, que las turbulencias políticas se calmen a pesar de las elecciones para elegir a los nuevos legisladores –capricho de Vizcarra, tras el cierre del Congreso de la República, amparado en una “denegación fáctica” inexistente– realizadas el 26 de enero último, el abanico de candidatos era pobrísimo, aventureros, sin experiencia y hasta galifardos que pugnaban por una curul, como lo señalé en aquella época, el peor Parlamento de nuestra historia.

El felón Vizcarra de la mano con las guaripoleras seguían atacando a un Congreso que ni se había instalado y solo funcionaba la Comisión Permanente.

EL 'SWING' DE VIZCARRA 

En EXPRESO lo advertimos en febrero, la pandemia del coronavirus causaría estragos en el país, el Ministerio de Salud emitió una resolución, pero a Vizcarra poco le interesó, él estaba con mucho ‘Swing’, mientras lo de Odebrecht avanzaba a pasos de tortuga y el Ministerio Público estaba en balcón.
Un 16 de marzo, ante la realidad evidente, tuvo que salir Vizcarra y dictar decretos de urgencia. La pandemia del coronavirus se posicionaba en el país y, ¡oh casualidad!, en simultaneo el nuevo Congreso se instalaba con Manuel Merino a la cabeza.

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BONOS Y RESTRICCIONES

Empezó el confinamiento, la sonrisa fue cubierta con una mascarilla, se dictaron una serie de restricciones, se ofrecieron bonos, se habló de inmovilización cuando en realidad era toque de queda, nos encerraron en nuestras casas, el sistema de salud pública colapsó, llegamos al quinto lugar en contagiados en el mundo.
Mientras Vizcarra y su programa de medio día engatusaba a la gente con el “esfuerzo” que haría el Poder Ejecutivo, hubo hasta desfile de ministros que se cambiaban como cambiarse de camisa.

LA BANDERA DEL RÉGIMEN

Burla, mentira, engaño y corrupción era la bandera que enarbolaba Vizcarra, sin desparpajo, mientras brotaban los desempleados, las familias sufrían y el oxígeno escaseaba, en términos sencillos, era una pesadilla jamás pensada, una película de terror…, los niños en casa sin salir, tuvieron que hacer sus tareas en computadoras y celulares, nos cambiaron la vida de la noche a la mañana, así de simple.

EPIDEMIA DE LA CORRUPCIÓN 

En el campo político, la epidemia de la corrupción de Vizcarra seguía a pasos agigantados, se sometió a un primera vacancia y un Congreso genuflexo le puso el antídoto y quedó en nada, la segunda vacancia sí se logró, ante el cúmulo de pruebas existentes, pero Vizcarra siguió gobernando en la sombra con el apoyo de un periodismo prostituido que perdió la decencia y la ética.

ATAQUES A LA PRENSA

EXPRESO se convirtió en el único medio que destapaba tantas inmundicias, nos “hackearon” la cuenta, la Policía irrumpió en la casa de nuestra editora de Política, otros periodistas fueron denunciados sin justificación, pero no nos callaron, seguimos incólumes en pie en la lucha por la patria, por el país, por el pueblo.

Asumió Manuel Merino constitucional y legalmente las riendas del país, pero la gente azuzada por una prensa “mermelera” tomó las calles, hubo dos muertes, responsabilizaron a Merino y lograron que renuncie.

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AVENTUREROS

• Comprendo la realidad que vive la humanidad con la pandemia del coronavirus, pero la pandemia de la corrupción y los aventureros políticos han puesto a nuestro país en cuidados intensivos.
• Que la luz de la esperanza, Dios y la fe, nos ayude a superar este trance del binomio coronavirus y corrupción. El pueblo lo reclama y lo merece.

PALACIO MORADO

Llegó el fin del año 2020 y las vacunas nunca llegaron. Mazzetti regresó al Ministerio de Salud y un Congreso con dos bancadas minoritarias tomó el control del país.

El Poder Ejecutivo se tiñó de morado con Francisco Sagasti y el Poder Legislativo de rojo con el Frente Amplio.

Hoy tenemos en parrilla más de 20 candidatos a Palacio de Gobierno y cerca de 3,500 al Congreso de la República, y, lo peor de todo, la gente no sabe por quién votar.

POR: ALFREDO VIGNOLO

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