Cardenal Carlos Castillo denuncia abandono del Estado tras masacre en Pataz
En un mensaje grabado en vísperas del cónclave, condenó con firmeza asesinatos de los 13 mineros.
Desde el Vaticano, el cardenal Carlos Castillo lanzó un severo llamado de atención al Estado peruano tras la masacre de trece trabajadores en Pataz, región La Libertad, perpetrada por presuntas bandas vinculadas a la minería ilegal.
En un mensaje grabado en vísperas del cónclave que definirá al sucesor del papa Francisco, condenó con firmeza los hechos y pidió a las autoridades asumir su responsabilidad frente al avance del crimen organizado.
"Este pequeño video sirva para sentirnos cerca de todos esos 13 hermanos que han sido asesinados por la minería ilegal", expresó el cardenal, quien lamentó no estar presente en el país debido a su participación en las actividades previas al cónclave.
Pese a ello, aseguró que comparte el dolor de las familias de las víctimas y la indignación por la falta de seguridad en el Perú.
Castillo denunció que el territorio peruano enfrenta un vacío de liderazgo en materia de seguridad pública.
“Quisiera con estas palabras llamar la atención a que no tenemos seguridad en el país y que quizás nos estamos volviendo como autoridades completamente indiferentes”, declaró, aludiendo directamente a la inacción del Estado ante la escalada de violencia.
El pronunciamiento del cardenal de Lima se produjo poco después de que las autoridades encontraran los cuerpos sin vida de los 13 trabajadores en un socavón de la provincia de Pataz, donde permanecían desaparecidos desde hacía nueve días.
Las primeras investigaciones apuntan a que una red criminal, con operaciones en la minería ilegal, secuestró y ejecutó a los trabajadores.
La empresa minera Poderosa, que opera en la zona, denunció previamente que 39 personas fueron asesinadas en el área entre 2022 y 2025.
Castillo invocó a las instituciones del Perú a no “dejar hacer y pasar” ante estas tragedias. Reiteró que la Iglesia tiene la responsabilidad de “reinspirar la sociedad” y urgió a los líderes a escuchar el clamor de los ciudadanos.
“No podemos mantenernos indiferentes ante tanto dolor”, remarcó.
En su mensaje, también recordó que esta situación no es aislada, sino parte de un patrón creciente de violencia en zonas mineras del Perú, que afecta tanto a los trabajadores como a las comunidades locales.
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