Carlos Ezeta, infame personaje que golpeó a un congresista, dice que no se arrepiente, pese a que su madre imploró para que no escale denuncia
Protagonizó acto de violencia y revive polémica sin disculparse.
Carlos Ezeta justificó el acto de violencia que lo convirtió en un personaje público. El joven, que en 2020 golpeó en pleno rostro al entonces congresista Ricardo Burga durante una rueda de prensa en la plaza del Parlamento, afirmó en una reciente entrevista que “no se arrepiente” del ataque, pese a que aquel episodio pudo haber terminado con él en prisión.
Ezeta, hoy integrante al Partido Morado, insistió en que su acción respondió al contexto de las movilizaciones ciudadanas que estallaron tras la vacancia de Martín Vizcarra y la breve asunción de Manuel Merino.
“En retrospectiva, después de todo lo que pasó, no me arrepiento del golpe. Era demasiado riesgoso tener a Merino en el poder”, declaró, confirmando que mantiene intacta la convicción con la que ejecutó aquel puñetazo sorpresivo.
El caso cobró notoriedad no solo por la violencia misma, sino porque Burga no continuó con la denuncia penal, iniciada de oficio por la Fiscalía. La decisión se basó en el ruego desesperado de la madre de Ezeta, quien imploró al legislador que desistiera. Sin esa intervención materna, el joven agresor habría enfrentado un proceso judicial que pudo dejarlo tras las rejas.
MÁS INFORMACIÓN: Partido Morado confirmó integración a su agrupación política de joven que propinó ‘puñetazo’ a excongresista Ricardo Burga
Ricardo Burga, entonces representante de Acción Popular, había acudido al Congreso en medio de una de las jornadas más tensas de las protestas contra el gobierno transitorio.
Al salir del Palacio Legislativo fue interceptado por Ezeta, quien lanzó un golpe directo que lo derribó ante las cámaras y la multitud. El episodio, calificado por críticos como un acto de “cobardía”, marcó la carrera política del joven, que hasta la fecha no muestra arrepentimiento.
El propio Ezeta intentó enmarcar su acción dentro de la narrativa generacional de hartazgo hacia las instituciones. “Los jóvenes no solamente marcharon por Vizcarra, sino también porque estaban hartos de Merino, de la pandemia y de un Congreso que no quería elecciones”, sostuvo. Sin embargo, la falta de arrepentimiento revela un lado oscuro: la reivindicación de la violencia como herramienta política.
Más sobre Carlos Ezeta
Entradas a Machu Picchu: Gobierno detalla nuevo protocolo para eliminar colas y mejorar experiencia
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.
