Cornelio, el centurión romano piadoso que descubrió que solo Cristo salva
Aunque era generoso, devoto y temeroso de Dios, necesitaba escuchar de Jesús para ser salvo.
Imagine a un hombre recto, generoso y devoto. Uno que ora todos los días, ayuda a los necesitados y tiene un profundo respeto por Dios. Ahora imagine que ese hombre, con toda su bondad, aún no es salvo. Así era Cornelio.
Hechos 10 nos presenta a este centurión romano con un expediente intachable. Su vida reflejaba una fe genuina, pero le faltaba algo: conocer a Jesús. Y es aquí donde comienza una historia que nos sacude, porque nos recuerda que la sinceridad no basta cuando de salvación se trata.
Dios vio sus oraciones, pero…
Una tarde, mientras Cornelio oraba, un ángel se le apareció con un mensaje desconcertante: "Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios." (Hch. 10:4)
Dios lo había estado observando. Sus ofrendas eran valiosas, su búsqueda era genuina, pero la salvación no se gana con méritos. Si lo justo fuera suficiente, ¿para qué habría necesitado enviar a buscar a Pedro?
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Dios no dejó a Cornelio en su devoción incompleta. No permitió que su historia terminara en una vida de piedad, sin redención. Lo llevó al siguiente paso.
Pedro y la pieza que faltaba
Mientras Cornelio espera, Dios mueve otra ficha en esta historia: Pedro, un judío que aún no terminaba de entender que el evangelio era también para los gentiles.
Dios le da una visión donde le muestra que la salvación no tiene fronteras. Así que, cuando llegan los mensajeros de Cornelio, Pedro ya está listo para ir.
Al llegar a la casa del centurión, Pedro predica el mensaje más importante que alguien puede escuchar:
"De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre." (Hch. 10:43)
Y entonces sucede: Cornelio y su familia reciben el Espíritu Santo. Su devoción, sus oraciones, sus buenas obras… todo era bueno, pero no era suficiente. Solo Cristo salva.
¿Por qué nos debería importar la historia de Cornelio?
Porque nos recuerda que no se trata de qué tan buenos somos, cuántas veces oramos o cuántas ofrendas damos. Se trata de Jesús. Cornelio tenía todo, menos lo más importante.
Quizás hoy hay muchos “Cornelios” en el mundo. Personas piadosas, generosas, sinceras… pero aún sin Cristo. Dios ve su búsqueda, pero también envía a alguien para hablarles de Jesús.
En esta Semana Santa tienes la oportunidad de aceptar a Cristo como tu Señor y Salvador, para recibir la salvación y la vida eterna.
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