Guerra Irán-Israel: Perú debe mantener postura firme frente al extremismo, exhorta congresista
Gobiernos latinoamericanos critican a EE. UU. pero callan ante represión del régimen iraní.
La reciente ofensiva de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán reavivó los posicionamientos ideológicos de varios Gobiernos latinoamericanos.
Chile, Colombia y Venezuela rechazaron categóricamente la acción militar anunciada por el presidente Donald Trump, pero evitaron mencionar el historial del régimen iraní como promotor del extremismo islámico en distintas regiones del mundo.
El ataque del 21 de junio, que destruyó instalaciones importantes como Fordow, Natanz e Isfahán, marcó el ingreso oficial de EE. UU. en el conflicto entre Israel e Irán.
Trump calificó la operación como “muy exitosa” y advirtió que responderá con más contundencia si Teherán toma represalias.
MÁS INFORMACIÓN: Estados Unidos lanza ultimátum a Irán tras ofensiva aérea: “Habrá paz o tragedia”
“Estados Unidos no busca guerra, pero tampoco permitirá que una amenaza nuclear se consolide”, afirmó durante una alocución desde la Casa Blanca.
A pesar de la gravedad de los hechos, algunas voces en la región no tardaron en condenar a Washington sin matices.
Las cancillerías de Chile, Colombia y Venezuela expresaron preocupación por la escalada bélica y llamaron al cese de las hostilidades, pero omitieron cualquier crítica al programa nuclear iraní.
Ante ello, el congresista Alejandro Muñante se pronunció a través de su cuenta X: “El Perú debe abogar siempre por la paz, sí, pero sin caer en la ingenuidad de tratar al régimen iraní como víctima, cuando es sabido que es uno de los principales promotores del extremismo en el mundo.”
Durante las últimas décadas, Irán consolidó un régimen teocrático que reprime sistemáticamente a su pueblo mediante el uso del aparato estatal, religioso y militar. Tras la Revolución Islámica de 1979, la nación pasó de una monarquía autoritaria a una dictadura clerical que subordinó los derechos civiles y políticos a una estricta interpretación del islam chiita.
Desde entonces, el Estado persigue a opositores, censurado medios, encarcelado activistas y ejecutado disidentes, utilizando como brazo represivo a la Guardia Revolucionaria, la policía moral y un poder judicial controlado por el clero.
Las mujeres, en particular, son blanco de políticas discriminatorias impuestas bajo el pretexto religioso, enfrentando castigos severos por desobedecer códigos de vestimenta o manifestarse públicamente.
A pesar de avances en educación o infraestructura, el régimen mantiene un sistema político cerrado, donde las elecciones están filtradas por el Consejo de Guardianes y la población carece de mecanismos reales para cambiar el rumbo del país.
Las protestas populares, como las lideradas por el movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, son reprimidas con violencia, reflejando un patrón sostenido de control autoritario que ahoga las libertades individuales y somete a la ciudadanía a un orden político inmóvil, cada vez más desconectado de las demandas sociales.
La comunidad internacional enfrenta ahora el reto de frenar una guerra, pero también de asumir con claridad quiénes fueron los actores que alimentaron el fuego durante años.
Posible terremoto en Lima de 8.0 podría durar cinco minutos, advierten autoridades
Senamhi activa alerta meteorológica: fenómeno trae lloviznas, fuertes vientos y niebla
Papa León XIV: su árbol genealógico lo une con la independencia del Perú y la batalla de Ayacucho
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
