Hace 46 años partió Víctor Raúl Haya de la Torre, líder del APRA: el peruano del siglo que selló su última batalla
Encabezó la Asamblea Constituyente de 1979 y firmó la Constitución antes de fallecer.
Este sábado 2 de agosto se conmemoran 46 años del fallecimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del APRA y líder político considerado por muchos como el peruano más importante del siglo XX. Su legado no solo se resume en su pensamiento político, sino en la intensidad de su entrega hasta sus últimos días, particularmente durante el proceso que dio origen a la Constitución de 1979.
Durante el turbulento periodo que siguió al gobierno militar iniciado en 1968, Haya y su partido jugaron un papel crucial al exigir una Asamblea Constituyente libre y soberana. En medio de presiones de diversos sectores ideológicos, el APRA apostó por una vía democrática para devolver el poder a la ciudadanía, liderando con convicción una campaña que tuvo al veterano líder en la primera línea, recorriendo el país y pronunciando discursos de unidad y cambio.
La elección del 18 de junio de 1978 confirmó su vigencia. Con más de un millón de votos preferenciales, Haya de la Torre se convirtió en el representante más votado de la Asamblea. A sus 83 años, impuso un estilo austero y ejemplar como presidente de la Constituyente: trabajó sin sueldo real, rechazó privilegios materiales y se opuso a todo gasto innecesario que afectara la imagen del proceso.
"Bajo su liderazgo, la Asamblea se concentró en una reforma integral del Estado, y logró consensos esenciales entre las fuerzas políticas. La jornada de trabajo que él mismo impulsaba se extendía desde la mañana hasta altas horas de la madrugada, con una exigencia personal y colectiva que marcó la diferencia frente a experiencias previas de reforma constitucional", sostuvo José Luis Delgado Núñez del Arco, presidente de la Comisión del Centenario del APRA.
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El acto más simbólico de su vida pública ocurrió el 12 de julio de 1979. En su casa de Villa Mercedes, firmó con esfuerzo visible la primera y última página de la nueva Constitución. Ese gesto fue esencial para que la Carta Magna se promulgara con validez, dado su rol como presidente de la Asamblea. La resolución posterior garantizó que solo un gobierno democrático pudiera modificarla, asegurando la voluntad popular sobre eventuales regresos autoritarios.
Poco después, el 27 de julio, el Estado peruano lo condecoró con la Orden del Sol en el grado de Gran Cruz. Una semana más tarde, el 2 de agosto a las 10:45 p. m., Víctor Raúl Haya de la Torre falleció, dejando al Perú con una nueva Constitución y el ejemplo de un liderazgo que se mantuvo firme hasta el final.
Miles de personas lo despidieron en Lima y en su natal Trujillo, donde fue sepultado el 9 de agosto bajo una lápida que lleva la frase “Aquí yace la luz”. La ruta del sepelio se convirtió en una muestra nacional de reconocimiento popular, con homenajes en cada tramo del camino desde la capital hasta la tierra que lo vio nacer.
Su muerte no marcó el fin de su influencia. Desde entonces, diversos sectores, incluso fuera del aprismo, reconocen a Haya de la Torre como el político más trascendente del Perú del siglo XX, un reformista que supo interpretar el tiempo histórico y guiar a su país hacia una salida constitucional en medio de la crisis.
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