Redefiniendo la oficina en Perú: el diseño se convierte en clave de productividad y bienestar
Cada vez más empresas peruanas dejan atrás oficinas sobredimensionadas para apostar por espacios estratégicos y flexibles que potencian la colaboración, la innovación y la cultura organizacional.
La oficina en Perú ya no se mide en metros cuadrados, sino en experiencias. Empresas de distintos sectores están replanteando sus estructuras físicas y apuestan por espacios estratégicos y versátiles que potencian la productividad, fortalecen la cultura organizacional y contribuyen al bienestar de sus colaboradores.
La experiencia de WeWork ilustra este cambio. Según Claudio Hidalgo, presidente de WeWork Latinoamérica, “un espacio bien diseñado no es un lujo, es una herramienta de gestión. Las compañías están entendiendo que la manera en que organizan sus oficinas impacta directamente en cómo sus equipos trabajan, colaboran y se sienten parte de una organización”.
Este rediseño cobra mayor relevancia en un mercado laboral como el peruano, marcado por la rotación de personal y la búsqueda de talento calificado. El estudio The New Habitat 25/26 proyecta que la inversión en diseño de oficinas, considerando salud, ergonomía, sostenibilidad y neuroarquitectura, crecerá hasta un 17,5 % en el próximo año. Además, señala que un espacio bien diseñado puede elevar la productividad hasta en un 61 % y consolidar el compromiso del equipo.
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En el país, WeWork ha visto cómo las compañías que antes ocupaban oficinas sobredimensionadas ahora priorizan espacios flexibles y multifuncionales. Estos entornos, aunque más compactos, ofrecen mayores posibilidades de uso y se adaptan mejor a las necesidades reales de los equipos. “La clave está en diseñar entornos que respondan a lo que realmente necesitan los equipos, no en replicar fórmulas del pasado”, enfatizó Hidalgo.
Los especialistas coinciden en que el diseño estratégico debe considerar tres ejes fundamentales: zonas de concentración para el trabajo individual, áreas de colaboración que promuevan la innovación y espacios de conexión que fortalezcan la cultura organizacional. Este equilibrio convierte a las oficinas en centros de productividad y bienestar, capaces de atraer y retener talento en un mercado competitivo.
Finalmente, la visión del layout ha dejado de ser meramente estética para convertirse en un activo estratégico. Apostar por espacios flexibles y adaptables no solo optimiza recursos, sino que también reduce el ausentismo, promueve la innovación y refuerza la competitividad de las empresas. “El espacio de trabajo se ha convertido en un símbolo cultural y estratégico. No se trata de cuánto ocupa una empresa, sino de qué experiencia ofrece a sus colaboradores”, concluyó Hidalgo.
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