Robert Prevost, ahora papa León XIV, participó en base aprista en norte del Perú y dedicó su estadía a una intensa labor social
Se nacionalizó peruano en 2015 y lideró múltiples acciones solidarias en el norte del país.
Antes de convertirse en el nuevo líder de la Iglesia Católica con el nombre de León XIV, Robert Prevost dejó una profunda huella en el norte del Perú, donde se ganó el cariño y respeto de miles de ciudadanos.
En Chiclayo fue un obispo comprometido con la formación religiosa y un firme defensor de la vida, la salud y la justicia social. Su historia, que hoy sorprende al mundo, muestra a un pastor que eligió estar cerca de los más necesitados.
Nacionalizado peruano en 2015, Prevost se integró plenamente a la vida del país, entendiendo sus problemas de raíz. Durante su labor pastoral, no se limitó a los altares: promovió actividades de apoyo social, gestionó ayuda humanitaria y caminó junto a su comunidad, especialmente en los momentos más duros como la pandemia de COVID-19.
En medio de la crisis sanitaria, cuando escaseaban los recursos médicos, Prevost hizo gestiones para dotar de plantas de oxígeno a los hospitales del norte.
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Su preocupación por la economía local también fue evidente. Desde su lugar como líder espiritual, fomentó la solidaridad y el trabajo colectivo, siendo un promotor del bienestar comunitario. En momentos en que el país enfrentaba no solo la enfermedad, sino también decisiones gubernamentales criticadas por su ineficacia, Robert Prevost optó por la acción directa.
El papa León XIV visitó base aprista
Lo que pocos sabían hasta hoy es que, en su permanencia en el Perú, el ahora Papa León XIV también tuvo acercamientos con diversas organizaciones civiles, entre ellas bases del Partido Aprista Peruano (PAP). Allí participó en actividades de ayuda social, evidenciando afinidad con principios de justicia social y solidaridad humana.
Esta cercanía fue vista por algunos sectores apristas como un reflejo de su sensibilidad política y compromiso con el pueblo.
Robert Prevost y su lucha en plena pandemia
Locales del norte del Perú comentan que mientras otros optaban por la comodidad del encierro, Robert Prevost se jugaba el pellejo por salvar vidas, incluso salió a las calles de Chiclayo a bendecirlas en un pasacalle. En contraste con gestiones políticas de aquel entonces (2020) que, según denuncias contra la gestión de Martín Vizcarra, priorizaron intereses económicos durante la emergencia sanitaria, el obispo actuó con coherencia, humanidad y firmeza.
La elección de Prevost como Papa León XIV es recibida con emoción por muchos peruanos que lo vieron en acción. Su pasado en Chiclayo, su sencillez y su amor por los más vulnerables marcan un estilo diferente en el Vaticano. No solo será recordado por su título pontificio, sino por el legado tangible que dejó en el norte peruano.
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