“Vi a mis vecinos regados en el piso y arrastrándose”
Hace 28 años las hordas asesinas al mando de Abimael Guzmán acabaron con la vida de 25 peruanos. Hermano de una de las víctimas mortales recuerda cómo fue esa noche.
La noche del 16 de julio de 1992, dos coches bomba, cargados con casi 500 kilos de dinamita, explotaron en la segunda cuadra de la calle Tarata, en el corazón de Miraflores.
El cobarde atentado fue perpetrado por las hordas terroristas al mando del genocida Abimael Guzmán Reynoso y acabó con la vida de 25 personas, mientras que otras 229 quedaron heridas.
El estallido de los coches bomba se produjo a las 21:00 horas, frente a los edificios Central, San Hilarión, San Pedro y San Carlos, donde residían un total de 380 familias.
El objetivo original del ataque senderista, de acuerdo a las investigaciones policiales que se realizaron en ese momento, fue la agencia del Banco de Crédito ubicada en la avenida Larco. Sin embargo, debido al resguardo policial, los criminales dirigieron los vehículos hacia una zona residencial.
Los terroristas habían reforzado los explosivos de los coches bomba con anfo, una sustancia que hacia más letal el ataque, lo que produjo una verdadera devastación en la zona. La onda expansiva alcanzó casi los 400 metros a la redonda, afectando seriamente los edificios de la calle Tarata, así como las viviendas y vehículos ubicados en las zonas aledañas.
Oswaldo Cava vivió la tragedia de cerca, pues su hermano falleció en el atentado y pudo haber estado en la relación de fallecidos de no haber salido minutos antes del lugar.
“Yo vivía en Tarata, porque ahí teníamos un consultorio dental. (…) Mi hermano Pedro dormía en la casa de mis padres. Mi hermano Pedro estaba esperando a mi hermano Felipe que se demoró en llegar a su consulta”, narró hace unos años.
Oswaldo dejó a su hermano en el consultorio y salió con su auto rumbo a la casa de su padre. Cuando se encontraba por el óvalo de Miraflores, cerca al Parque Kennedy, escuchó un fuerte estallido.
“Yo pensé que era la embajada de Brasil, porque ya había sido atacada dos veces. El sonido me pareció que vino desde la avenida Pardo. Y dije qué pena los brasileños que nuevamente los están atentando”, cuenta Cava.
Al llegar a su casa, su padre lo recibió en la puerta y le dijo que hubo un atentado en Larco, por lo que regresó al lugar, pues su consultorio estaba ubicado a la espalda del BCP. Aún no recordaba que había dejado a su hermano Pedro en Tarata.
OLOR A ANFO
“Me fui a pie rápidamente y cuando llegué al Óvalo de Miraflores se sentía el olor a anfo. Fui por la calle Diez Canseco y todas las viviendas tenían los vidrios destrozados. No me di cuenta cuando estuve en Tarata, porque con el apagón no se veía nada”, narró.
Cuando se encontraba en camino a su consultorio dental, se encontró con su hermano Felipe quien recién llegaba a la cita. Ambos ingresaron al edificio para buscar a su hermano Pedro. “Subimos por las escaleras, el ascensor estaba destruido. (…) En los corredores vi a todos mis vecinos regados por el piso, arrastrándose. Los encontré sangrando por los ojos y pidiendo ayuda”, recordó. A Pedro lo hallaron luego debajo de una cortina con signos vitales muy débiles. Lo levantaron y junto con los bomberos lo llevaron al hospital de la Fuerza Aérea del Perú (FAP).
“Nosotros lo animábamos [a Pedro], pero al final los doctores nos dieron la mala noticia”, dijo Oswaldo Cava..
CADENA PERPETUA
Por el atentado de Tarata, Abimael Guzmán, Elena Iparraguire, María Pantoja, Florindo Flores Hala, alias ‘Artemio’, Óscar Ramírez Durand, Osmán Morote Barrionuevo y Margot Liendo Gil, entre otros, purgan cadena perpetua como autores materiales del atentado.
Para los cuatro primeros es su segunda sentencia de este tipo. La Sala Penal Nacional emitió esa sentencia en el 2018 y le fijó, además, el pago de una reparación civil de dos millones de soles en favor del Estado y de las víctimas del atentado.
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