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Madeleine Osterling

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En la campaña presidencial de los EE.UU., en la que se enfrentaron Kennedy y Nixon y, durante la que se celebró el primer debate televisivo de la historia, los demócratas sacaron un cartel con la cara de Nixon y con la leyenda ‘¿Le compraría usted un carro usado a este hombre?’ La expresión del candidato republicano anticipaba la respuesta.

Turbio se ha vuelto el horizonte de la vida peruana y más bizarro el proceso electoral que se avecina. Vizcarra no deja pasar un día sin emitir opinión, quiere un Congreso de novatos a los que pretendería manejar a conveniencia.

Me queda clarísimo que Tía María no va a salir con este gobierno. La única respuesta que tienen Vizcarra y sus corifeos (ministros) es que con el diálogo y más diálogo se puede lograr el consenso social.

Estoy deslumbrada con las declaraciones de Gloria Montenegro, respecto del Plan de Gobierno que Vicente Zevallos presentará hoy al país. El pasado domingo nos anticipó que: “tendrá como objetivo solucionar los problemas del país.

Nuestra región sucumbe ante la violencia y la desestabilización alimentada por el chavismo, que subyuga y mata de hambre a su pueblo sin piedad, pero tiene las arcas llenas cuando se trata de fomentar el caos en países vecinos. Latinoamérica huele a miedo, no nos podemos quedar impasibles.

Esa frase populista que se repite incansablemente en las redes, respaldada por ese supuesto 85% de fanáticos del dictador, no es más que un cliché, un engaño, pues se trata de la voz de un pueblo abandonado, anémico, inculto y aislado, reflejo de nuestras carencias en salud, educación e infraestructura, que se conforma con migajas y se deja manipular con demasiada facilidad.

Que la mayoría del país respalde a Martín Vizcarra y la disolución del Congreso no significa que estemos en el camino correcto. El pueblo que hoy celebra es el mismo que se equivoca en las urnas y luego se lava las manos ante su irresponsabilidad. Estamos caminando a tientas, encabezados por un improvisado que, de tanto repetirlo, se ha convencido que respeta estrictamente la Constitución.

Vizcarra nos engañó a todos y muchos siguen bajo el influjo de su hechizo. Me pregunto: ¿Cuánto les durará? Creó un andamiaje artificial sobre la base de interpretaciones caprichosas de la Constitución para apoderarse de la verdad pública y disolver muy apresuradamente el Congreso cuando ya le estaba siendo concedida la confianza.

¿Será verdad que la guerra comenzó por un pedazo de tierra o es la gran excusa? Es clarísimo que los protagonistas de los conflictos mineros tienen agenda propia, por lo que jamás se podrá complacer a todos; regalar dinero solo les da un respiro. Vizcarra no ha medido su irresponsabilidad, es de locos modificar una ley con los ánimos caldeados y con desesperación.

¿Quién es el caudillo carismático detrás de Martin Vizcarra? Nuestro presidente tiene que ser la excepción a la regla del populismo, ha roto todos los esquemas.

Los peruanos somos protagonistas de un thriller que ni Alfred Hitchcock en sus épocas de gloria hubiera podido idear. Lo que de verdad importa en el Perú, se ha desvanecido detrás de los juegos de persuasión entre Ejecutivo y Congreso, dirigidos a imputar al otro la responsabilidad por la falta de gobernabilidad.

¿Realmente será Vizcarra el hombre más poderoso del Perú como se establece en la última Encuesta de Poder (aunque el presidente de turno siempre gana, por default) o el dominio reside en el oscuro andamiaje que lo sostiene?

Salvo honrosas excepciones, el actual Congreso se ha ganado a pulso su desprestigio y el repudio del país. Según un informe del IPE, solo 4 de cada 100 iniciativas presentadas por los congresistas cumplen los estándares mínimos de análisis costo-beneficio. El tema que más destaca, evidentemente, es el tributario: exquisitos y lucrativos lobbies en busca de escenarios fiscales más favorables.

¡Nos gobiernan “monos con metralleta”! Qué derecho tiene este gobierno para destruir todo lo que toca; para ahuyentar a los peruanos de buena fe, que invierten, hacen empresa, pagan impuestos, cuidan su ciudad y contribuyen dentro de sus capacidades con los peruanos más humildes.

Impresionante lo elástico que es el aguante de la población a las mentiras del presidente. Arrastra por el piso la “ética de la convicción” Weberiana, que establece que para un político, la mentira, por más excepcionales que sean las circunstancias, siempre será un comportamiento ilícito y éticamente reprobable.

La vicepresidencia es el rol más opaco dentro del núcleo de gobierno, viven en un infeliz limbo institucional. Con ellos se cumple la máxima paradoja de que NO SON NADA, PERO PUEDEN SERLO TODO. Por ello, siempre hay que considerar su caudal político, su trayectoria, su lealtad y nunca perder de vista que pueden cambiar el rumbo del país.

¡Y no se atrevió! ¿Qué le pasó al presidente? Conoce perfectamente que su peregrina interpretación de la “confianza” era forzada  y no resistía el más mínimo análisis.

¿Cómo nos sorprenderá el presidente Vizcarra este próximo 28 de julio? Ningún medio se atreve a recordar sus generosas promesas del año pasado. Mucha gente quedó gratamente impresionada, calificaron su discurso de histórico, las redes sociales se convulsionaron, el optimismo era burbujeante.

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