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Martha Meier M.Q.

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Vargas Llosa ha pedido votar por Keiko Fujimori en el ballotage contra el comunista Pedro Castillo. La considera “el mal menor” o lo que es lo mismo “el bien mayor”.

Keiko Fujimori pasó a segunda vuelta pese a la persecución política, a la difamación, a las encuestas falsas y a los ataques constantes de la prostiprensa.

Cada tres minutos muere un peruano por causas vinculadas a la covid-19 y a la pésima gestión del Gobierno. El país de luto y destrozado por Vizcarra y Sagasti, es ejemplo de la banalidad izquierdista, su legendaria incompetencia y su extraño sentido de justicia e igualdad.

En 2012, por ejemplo, la revista Forbes calculó la fortuna de Fidel Castro en novecientos millones de dólares y, más recientemente, la de la hija de Hugo Chávez en tres mil millones.

A una semana de las elecciones presidenciales, la mafia brasileña que saqueó a nuestro país sigue metiendo la mano en nuestra política interna. Por eso es vital que los candidatos expresen claramente su distancia de ese cártel y sus pares peruanos, así como las medidas a tomar para recuperar los miles de millones de dólares de sobrecostos.

George Forsyth es el pony de Troya de la progresía y la corrupción. El exarquero representa la “mismocracia” que supuestamente rechaza.

Entre los deméritos del candidato de Acción Popular, Yonhy Lescano, figuran: una denuncia por acoso sexual; llevar como vicepresidente a Alberto Velarde, vinculado al Cártel de la Construcción; y el inexplicable agradecimiento del senderista Abimael Guzmán.

El espinoso tema de la publicidad estatal ha sido puesto sobre el tapete por el candidato de Renovación Nacional (R), Rafael López Aliaga, quien afirma que en un gobierno suyo ni un sol de nuestros impuestos será destinado a los medios.

Algunos esperaban que el corrupto Martín Vizcarra cumpliera prisión preventiva por haber recibido dos millones de soles en sobornos, cuando fue gobernador regional de Moquegua.

La prostiprensa es cada vez más prosti y menos prensa, más relaciones públicas que otra cosa. En pocos países como el Perú, los periodistas son tan amigos del poder, tan serviles a sus patrones para hacerles favores, tan dispuestos a seguir instrucciones. Todo sea por la quincena y el prime time. Al cacho la decencia, la ética, la verdad, el contrapoder.

La perversidad de Vizcarra, Sagasti y los suyos es escalofriante. No tienen compasión por la muerte de miles de peruanos contagiados por la covid-19 ni por quienes no reciben atención o se asfixian por la falta de oxígeno. Tampoco les interesa el empobrecimiento de las familias que lo venden todo, tratando de pagar los gastos para salvar a sus seres queridos.

El fiscal José Domingo Pérez es un hombre profundamente confundido y peligroso al tiempo de solicitar se haga justicia. Tiene dos obsesiones el presidente Alan García Pérez (lo persiguió hasta empujarlo al suicidio) y Keiko Fujimori a quien quiere ver encarcelada por treinta años, cosa que no ha pedido para ninguno de los protagonistas del escandaloso caso Lava Jato.

La premier Violeta Bermúdez cuestionó ayer la difusión de los ensayos clínicos de la vacuna contra la covid-19 de Sinopharm, cuyos resultados son de espanto y parecen parte de un macabro plan de despoblamiento. Esas vacunas no sirven para erradicar el virus chino pues su eficacia es ínfima.

Rafael López Aliaga, candidato de Renovación Popular (R) sigue en carrera. El Jurado Nacional de Elecciones, JNE, levantó ayer su tacha. Un fuerte revés para los intereses de Odebrecht, Obrainsa y el Cartel de la Construcción y una extraordinaria noticia para quienes apuestan por un Perú mejor, por un Estado eficiente y un gobernante decente y capaz.

Pocas personas como Vizcarra exhiben tal orfandad de virtudes y tanto veneno. Traicionó a Pedro Pablo Kuczynski para hacerse del poder, pese a que este lo llevó como vicepresidente. En los casi tres años que nos hundió con su (des)gobierno no mostró un solo signo de grandeza, solo se dedicó a mentir sobre todo tema imaginable e inimaginable.

La cultura de la muerte galopa sobre el Perú aterradoramente, impulsada por la perversidad de Vizcarra y de su conserje Sagasti.

Un ‘vidente’ asesoró las decisiones de Vizcarra durante los casi tres años que fue presidente. Así lo afirma el periodista Carlos Paredes en su libro ‘El Perfil del Lagarto’. El asesor esotérico era el segundo más importante según el periodista y ya aceptó públicamente haber sido “guía espiritual” del pillo.

La compra de las vacunas chinas empezó a apestar a corrupción cuando el periodista Beto Ortiz sacó a luz la inmunización clandestina de diversos personajes con capacidad de gestionar los contratos; incidir en las pruebas clínicas e influir a cierto nivel del empresariado y de los políticos.

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