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Patty Altamirano

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En esta pandemia, además de los residuos plásticos, el material desechado de la Covid-19 ha terminado en el mar. Por ello, es urgente sensibilizar a la sociedad y establecer mejores políticas de gestión para protegerlo, una reflexión que hace la ONU al celebrar el día de los océanos (29 de setiembre) con el fin de sensibilizar y prevenir su contaminación.

A fines de agosto, investigadores australianos dieron la voz de alarma, al publicar en una revista científica un artículo en el que destacaban que las actividades de los sectores agricultura o minería agravan el problema de la escasez de agua, elemento cuya importancia en esta pandemia del Covid-19 juega un rol preponderante en la salud de los humanos y en el bien común.

El Perú viene avanzando en el Plan Nacional del Ambiente de energías renovables. A fines de agosto el Ministerio de Energía y Minas aprobó medidas para contar con una mejor movilidad eléctrica con el objetivo de incentivar y desarrollar un transporte alternativo amigable con el ambiente y la salud de los peruanos.

En el 2014, el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) inició un programa para conservar diez lomas limeñas. Sin embargo, desde ese año, estas áreas sufrieron y sufren la presión de invasiones para conseguir terrenos, extraer los recursos de flora y fauna no regulados, así como el pastoreo, entre otros problemas que se agravaron.

La pérdida de bosques en nuestra Amazonía genera tristeza y revela que aún falta trabajar este sector. Durante el periodo de aislamiento social que vivió el país, se ha revelado que se perdieron 7,119 hectáreas de bosques, que fueron simplemente deforestados por ilegales.

Con el crecimiento de las áreas urbanas tanto en las ciudades y el campo se ha desplazado la agricultura a zonas con suelos pobres en algunos casos y que no cuentan con agua de calidad para su riego. Y en este proceso, los suelos se han salinizado.

En la última década, el Planeta ha tenido avances y retrocesos en la conservación de suelos debido a la desertificación, sequía y avance de los desiertos. El 7 de julio se celebró el Día Internacional de la Conservación del Suelo, fecha que nos lleva a la reflexión de qué estamos haciendo para evitar las malas prácticas que afectan los suelos en el mundo.

Luego del Covid-19 viene una tarea importante en el sector empresarial que es poner a prueba toda su capacidad para reinventarse y salir adelante. En esta pugna ¿podrán mantenerse alineadas en sus procesos de producción amigables con el ambiente? O ¿podrán adoptar la economía circular y ser sostenibles?

Con o sin la pandemia del coronavirus, el tráfico ilegal de especies silvestres protegida continúa. Pero esta vez a través del mundo digital. Claro, los internautas reciben en sus cuentas de Facebook o Instagram miles de avisos, entre ellos de bellos ejemplares sin saber que se podría tratar de un animal comercializado ilegalmente.

Las epidemias o enfermedades en el mundo, como la que enfrentamos ahora, tienen impacto en el ambiente y la economía. A pesar de lo negativo que significa el coronavirus, algunos estudios señalan que ha ocurrido una mejora en el aire de China y eso influye en el mundo.

El impacto del cambio climático no perdona ni al negocio de las flores. Si en una parte del mundo ocurren incendios destructores, inundaciones, olas de calor o sequías repercuten no solo en la vida de los seres humanos, también en la flora y fauna. No cabe duda que este fenómeno viene acelerándose y afecta esta actividad generadora de trabajo y divisas.

Los humedales, esas áreas de tierra planas que se inundan siempre, son espacios donde la vida florece y son vitales para los humanos, ecosistemas y el clima, al regular el ciclo del agua; además de trabajar como filtros que reducen la contaminación.

Nuevamente en Davos (Suiza) se realizará el Foro Económico Mundial, donde se espera que el tema ambiental vuelva a llamar la atención de los cientos de empresarios, políticos y directores de organizaciones sociales que buscan soluciones a problemas que afectan al mundo, entre ellos mantener un crecimiento sostenible.

El despertar al 2020 no ha cambiado los diversos problemas y preocupaciones que aquejan a nuestro entorno. Los incendios producidos en Australia son solo una muestra de cómo el cambio climático sigue avanzando y ensañándose con los bosques y su diversidad.

Este año nos ha dejado importantes lecciones para tener en cuenta sobre la importancia de invertir en mejorar nuestro entorno. El cambio climático que impacta todos los días a diferentes países está presente en cada acción que se realiza de manera equivocada.

Este año ha sido favorable para la ciencia y el ambiente, porque dos grandes proyectos vieron la luz. Se trata del “WasteShark” (Tiburón basurero) y el “Interceptor”, cuya función es recoger desechos sólidos, como los plásticos y otros, que caen en las aguas de los ríos. Y aún es más sorprendente, porque ambos aparatos tecnológicos fueron concebidos y realizados en los Países Bajos.

Si alguien piensa en el futuro del planeta, este será circular y los principales actores serán las y los ciudadanos y el empresariado. Esta nueva forma de ver los negocios en diversos países ha dejado el término de negocio verde por el de negocio rentable, y cada día se conocen mejor las experiencias exitosas al respecto.

Un informe de la Cepal (2010) dice que no se conoce bien la cobertura de tratamiento de aguas residuales en Lima, porque la data no es confiable. Este factor se une a que Lima es la segunda capital, luego de El Cairo, con menos agua y existen más de dos millones de personas que no tienen acceso al sistema de alcantarillado por falta de inversión pública.

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